El Gobierno de Canarias finalmente rebajará el tramo autonómico del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas a 703.300 contribuyentes; el 97 por ciento del total, según datos aportados ayer por el consejero de Economía y Hacienda del Ejecutivo regional. Descenso para las rentas medias y bajas y un incremento para los que cobren anualmente más de 53.497 euros; unos 20.000 residentes en unas Islas en las que no abundan los millonarios, según datos también dados a conocer ayer.

Estamos ante una medida más electoralista que efectiva. Prueba de ello es que, a pesar de ese aumento de impuestos a los ricos, los presupuestos de la Comunidad autónoma para el próximo año se reducen en 158 millones de euros; un 2,5% con respecto a 2014. Menos dinero público, incluso teniendo en cuenta que se espera un crecimiento del PIB regional del 2%. La cifra nos parece algo elevada, pero la damos por buena a la espera de ver qué sucede realmente a lo largo del próximo año. Ni siquiera un previsible aumento en la recaudación de impuestos indirectos del 4,8% consigue mantener las cuentas de Canarias en su nivel actual. Definitivamente, para ese viaje no hacían falta alforjas.

Subir los impuestos -aunque sea a los más ricos- nunca es acertado en tiempos de crisis, cuando deberían primar las políticas tendentes a favorecer el empleo. Es decir, acciones que ayuden e incentiven a los empresarios para que contraten en vez de perjudicarlos, ya que muchos de ellos se verán afectados, a título individual, por esa subida de impuestos. Lo importante para el Gobierno no debería ser esa preocupación de su presidente por presionar a los más potentados con el argumento de recuperar la progresividad del IRPF suprimida por el Gabinete de Mariano Rajoy. Ese impuesto ya tiene una adecuada escala de progresividad. No paga quien gana cien el doble de quien gana cincuenta; paga mucho más del doble. Para que los canarios salgamos de la crisis no basta con decir, como acaba de repetirlo el presidente del Ejecutivo autonómico, que Mariano Rajoy trata a Canarias con desprecio y abandono. Unas afirmaciones que sustenta Rivero citando los mil millones de déficit que siguen existiendo en la financiación estatal que les corresponde a estas Islas, así como el asunto de las prospecciones petrolíferas. El peor maltrato para los isleños es que sigan existiendo en esta tierra 362.000 parados. Una cifra en la que no podemos dejar de pensar porque le quita el sueño a cualquiera.

En el sentido opuesto, es una buena noticia -de esas que buscamos con ahínco en los últimos meses- el que la pobreza toque fondo en Canarias. Ya no somos la comunidad autónoma más empobrecida porque hemos pasado del puesto 17 al 13, según anunció ayer la consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda del Gobierno regional, Inés Rojas. Según dice, los canarios no somos más pobres debido a que el desempleo no va a más y a que en los últimos meses se han incorporado unos 15.000 cotizantes a la Seguridad Social.

Coincidimos con ella en que no podemos considerarnos satisfechos porque seguimos ocupando un puesto "insufrible" en la clasificación de la pobreza estatal. También es cierto lo que dice Inés Rojas de que el grueso de la población continúa sin notar la mejoría económica. Llevamos algún tiempo subrayando que los datos macroeconómicos son buenos, pero la realidad que vemos en la calle día a día sigue empecinada en demostrarnos lo contrario. Tenemos a menos de un mes y medio la campaña de Navidad, que será la prueba de fuego para confirmarnos si finalmente hemos entrado en el camino de la recuperación o, por el contrario, seguimos dando bandazos aferrados a falsas ilusiones. En estos momentos preferimos ser optimistas.

Unas palabras antes de concluir sobre el caso Sinpromi. Asegura el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, que los indicios apuntan a un único responsable, a la vez que nos recuerda a todos que el que haya habido un ladrón no significa que el sistema funcione mal. A nosotros nos parece que un buen sistema debe contar con mecanismos para detectar estos presuntos robos con bastante más antelación. En cualquier caso, lo importante es que se recupere, si es posible, el dinero sustraído, porque ha salido del bolsillo de los contribuyentes.