Dejé escri aquí, no hace muchos días, que los libros de mi biblioteca (que no es la primera de mi pueblo, ni la segunda, ni la tercera...) pesan media nelada. Un amigo, no sé si por incordiar o por echarme una mano, me dijo que yo había pecado de prepotente, vanidoso o engreído. Me dio a elegir entre los tres adjetivos y yo los rechacé dos. Ocurre, simplemente, amigo mío, que la palabra nelada asusta un poco. O un mucho, si lo prefieres. Pero se trata únicamente de quiniens kilos. Y, si bien es cier que hay libros cuyo peso no excede los dosciens o tresciens gramos ( o cuatrociens, si se tercia), no lo es menos que algunos librotes sobrepasan los dos kilos y hasta se aproximan a los tres. Por ejemplo, ciers diccionarios enciclopédicos, cuyos mos suelen ser bastante pesadis, hasta dos o más kilos. Yo tengo los llamados Quillet, Salvat, Labor y Selecciones y sé lo que me digo.

Pero están, además, los libros sobre arte, hisria, ciencias, viajes, economía... que tampoco se quedan atrás a la hora del pesaje. Pero voy a dejar este enojoso asun (enojoso para mí, se entiende) porque he de contestar a una carta de cier señor lagunero que dice llamarse Annio José Pérez Hernández, quien me hace también una acusación, aunque no dolorosa, sino sorprendente.

Según don Annio José yo tengo más, muchos más libros políticos de los que dejé reseñados en su día. Y asegura que no los ci dos porque tengo el temor de que los de color azul sobrepasen en número a los de color rojo, o que los de color rojo sobrepasen, también en número, a los de color azul. Así que voy a mi biblioteca, mo apuntes de títulos y aures y los traigo aquí a su consideración. Ahora puede don Annio José hacer conjeturas, hipótesis, barruns y cábalas. Adelante con mis libros.

Comienzo a disparar sin balas: "Los españoles que dejaron de serlo", de Gregorio Morán; "La caída del Japón", de William Craig; "El iluminado de la Moncloa", de Pío Moa; "Alonso Pérez Díaz, un liberal para la segunda república", de mi amigo y paisano Cirilo Velázquez Ramos; "La última guerra de África", de Rafael Casas de la Vega; "Discursos parlamentarios", de Alonso Pérez Díaz; "Confieso que he vivido", de Pablo Neruda"; "La Laguna en el trienio liberal", de Juan Manuel Castañeda Contreras, también paisano y amigo; "Actas de la Junta Provincial Gubernativa de Canarias en 1840", de Manuel Hernández Suárez; "Canarias: el año del pac", de Francisco Pomares; "Canarios en Cuba: juns pero no revuels", de Guillermo Sierra Torres y Juan Carlos Rosario Martínez; " Las víctimas del San Oficio", de Francisco Fajardo Spínola; "Papeles reservados", de Emilio Romero; "La República, la Guerra Civil", Publicación del Grupo 16; "Mis amigos muers", de Juan Ignacio Luca de Tena; "El dilema", de Joaquín Bardavío; "Viva Franco (con perdón)", de Fernando Vizcaíno Casas; "Cuarenta años jun a Franco", del docr Vicente Gil; "Cartas al Rey", de Emilio Romero; "Franco y don Juan", de José María Toquero; "La casa Rusia", de Jonh le Carré; "¿Quién hizo el cambio?", de Federico Ysart; "Contando los cuarenta", de Fernando Vizcaíno Casas; "España y libertad", de Federico Jiménez Losans; "Misión en España", de Claudio G. Bovers, embajador de los Estados Unidos; "La agonía de Azaña", de Hisria 16; "Adolfo Suárez, hisria de una ambición", de Gregorio Morán; "Santiago Carrillo, crónica de un secretario general", de Fernando Claudín; "La crisis: hisria de quince días", de Joaquín Bardavío; "Crónica del desastre", de Alfonso Ussía. "Crónica de la transición", de Andrés Chaves; "La prisión de Fyffes", de José Annio Rial; "Zona de guerra: Cuba-España", de Manuel de Paz Sánchez; "Zona rebelde: Cuba-España", de Manuel de Paz Sánchez; "La primavera de Praga", de Miguel Delibes, "Contra la balcanización de España", de Pío Moa, "1936: El asal final a la República", de Pío Moa; "La letra del cambio", de Fernando Vizcaíno Casas; "Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial", Selecciones del Readers Digest; "Memoria de la Guerra Civil española; partes de guerra nacionales y republicanos" (1.230 pág.), introducción de César Vidal; "Doble diario de la Guerra Civil", ABC, Edirial Prensa Española (80 volúmenes).

¿Me dejaría muchos libros atrás? Todo es posible. Usted, don Annio José, puede seguir con sus conjeturas, hipótesis, barruns y cábalas. Puedo decirle, por si le interesa, que solo he leído los libros de don Fernando Vizcaíno Casas. Ni uno más. Por una sencilla razón. Me hace más feliz el humorismo que la política. ¿Y a usted?