Habitualmente, los lunes comienzo a ordenar por prioridades, en materia de comentario personal, las noticias que amanecen con la semana en los medios de información. Pero hoy he ido un poco más adelante, esperando la resolución unánime -algo que se intuía de antemano- del Tribunal Constitucional impidiendo la consulta catalana, respecto a la independencia de Cataluña; y la canaria, sobre la prohibición de la pregunta sobre el modelo económico deseable -no al petróleo- para el archipiélago. Pero esto no es todo lo acontecido, sino que los 79.194 parados más que ha incrementado la cifra total en el país viene a desmentir, una vez más, las afirmaciones triunfalistas del presidente Rajoy hablando, no ya de "brotes verdes", sino de "raíces firmemente asentadas en el suelo patrio", omitiendo que de 1.702.152 contratos de trabajo suscritos el 91% han sido temporales. Y de ese 9% restante indefinido, sólo algo más de la mitad lo han conseguido a tiempo completo. Es decir, que la precariedad de la economía familiar de las clases trabajadoras del país prosigue en caída libre, evidenciando una notable bajada en el consumo y multiplicando los impagos crediticios y otros varios, por la disyuntiva de priorizar la alimentación de la familia o condenarlos a morir de inanición bajo un techo, en su mayoría propiedad de una entidad bancaria rescatada con dinero público, de los muchos que ahora se ven abocados al desahucio.

Volviendo al tema económico de Canarias, me he detenido en la preocupación de los turoperadores británicos que en la World Travel Market de Londres han trasladado al presidente Rivero, sobre lo que ya es un hecho del Tribunal Constitucional al abortar la consulta canaria. O lo que es lo mismo, que tendremos a Repsol iniciando en breve las catas frente a las costas de Fuerteventura y Lanzarote, bendecidas por su valedor político y ministro de Industria, Energía y también, como contrasentido, de Turismo, José Manuel Soria, que justifica estas para reducir la factura energética en las cuentas públicas estatales, olvidando de forma intencionada a esa presunta mayoría que apuesta por un modelo menos lesivo y basado en las energías renovables.

Si esta pregunta es un reflejo de la duda que se abate sobre el principal suministrador de turismo a las Islas, lo único que procede es cruzar los dedos y desear que no se produzca el indeseado escape que haga escapar a los potenciales visitantes. Porque, no lo olvidemos, por el aislamiento geográfico y el coste de los fletes, Canarias ha tenido que ir desmantelando todas las opciones agrícolas de sus monocultivos principales, que no pueden competir con los europeos o el mismísimo Marruecos, al que cada día más se le amplía el cupo de exportación, mientras se reducen las ayudas europeas a la producción para Canarias.

Por último, anclados a la vergüenza permanente de la corrupción nacional, no nos deja de irritar el cotidiano duelo del bipartidismo nacional o regional, acusándose mutuamente de sus miserias, más por puro interés electoral que por regenerar la conciencia nacional, haciendo borrón y cuenta nueva. Me han llamado la atención, por poner un ejemplo cercano, las alegaciones del PP regional criticando los presupuestos canarios de inversión en carreteras, recíprocos de los del consejero Berriel, ahora aliado con el PSC-PSOE, que contraataca con la muletilla del recorte estatal.

Miren ustedes, señores del PP, PSOE y CC, la mala praxis política y la corrupción no son de color azul ni roja. Ambas, vengan de donde vengan, sólo tienen color marrón (el de la mierda). Y son esas excrecencias las que abocan a la mayoría ciudadana a darles la espalda y apostar por partidos emergentes como Podemos; aunque no hayan ejercido ningún cargo y la honradez, como el valor en la antigua mili, se les suponga.

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