1.- Ha muerto la duquesa de Alba en Sevilla, donde no había nacido pero sí quiso nacer. La muerte de la mujer que llegó a ser veinte veces Grande de España ha causado especial tristeza en la ciudad andaluza, cuyo pueblo se ha volcado con la familia en los tristes días de la despedida. Yo admiraba mucho a la duquesa, una mujer que, como dijo Alfonso Guerra, "se puso el mundo por montera". Una noble al alcance de todos, a la que le encantaban los toros y el flamenco. Una mujer que se casó tres veces por amor, vivió con amor y le dio igual todo lo que dijeran de ella. Pero que supo mantener las formas siempre, aun siendo lo liberal que era. Toda una señora. Sus cenizas ya están junto al Cristo de los Gitanos. Todas las esencias de la nobleza española y tradicional se concentraban en esta mujer, tan cercana y tan cañí. Sevilla era su ciudad y Dueñas su casa. En Sevilla se sentía menos duquesa y más pueblo. Y la querían, vaya que si la querían, como lo demuestra que casi 100.000 personas desfilaran por la capilla ardiente, en el Ayuntamiento hispalense.

Cayetana de Alba odiaba el protocolo pero cuando había que seguirlo, lo hacía. Era paradigma de la sencillez y tenía un corazón mayor que ella. El gran periodista Carlos Luis Álvarez, "Cándido", paz descanse, me contaba lo triste que se sentía Jesús Aguirre, su segundo marido y grandísimo amigo de Carlos Luis, en Liria. Su primer marido, Luis Martínez de Irujo, era hijo de los duques de Sotomayor y murió de cáncer en Houston en 1972. Fue el padre de los seis hijos de la duquesa. Y el tercer marido, Alfonso Díez, es un funcionario y anticuario que la enamoró. Un tipo muy elegante con el que estuvo casada Cayetana sólo tres años. La vida de esta mujer es sumamente interesante y tiene episodios tristes como cuando la horda comunista entró en Liria, al comienzo de la guerra civil, y mató a tiros, porque sí, al ponny y a los perros de la duquesa, entonces niña.

3.- Cayetana ha muerto y la conmoción en un país de horteras ha sido, sin embargo, grande. Todavía queda un poco de sensibilidad, por lo que se ve. No le importaba nada que la imitaran Los Morancos, que también estaban en su duelo, lo mismo que Los del Río, que Curro Romero, Espartaco y otros toreros. Cayetana tuvo un novio torero, Pepe Luis Vázquez, su primer amor. Pero el duque de Alba cortó la relación de un plumazo. Hay cosas que entonces la nobleza no aguantaba. El duque quería que su hija viera los toros desde la barrera. Ha muerto una gran señora ante la que tenía que inclinarse la reina de Inglaterra. No digamos la de España.

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