Las cifras tan abultadas a favor de una propuesta gubernamental contra las prospecciones petrolíferas dan un poco de grima en una sociedad abierta. Esas mayorías virtuales harían posible todo, cualquier modificación constitucional o la declaración de independencia política, que no así energética u otras dependencias estratégicas, de forma que lo más difícil deviene fácil y lo fácil en principio muy difícil. De ahí el contento de la unanimidad ante las cámaras.

Las universidades canarias que con tan buen ánimo se apuntaron a avalar una propuesta política burda y enteca, no parece que sintieran ninguna tentación crítica por analizar los términos, la realidad e instrumentalización que subyacían en la encuesta, en un marco no exento de creciente teatralidad. Casi en sentido griego... O catalán.

Puestos a "legitimar" estrategias, se podía haber contado con otros especialistas universitarios en quórum y mayorías virtuales, y acudido a otra universidad: a Políticas de la Complutense donde sienta sus reales Podemos, que sin duda hubiera podido ofrecer otras preguntas más para mejorar en cascada la homogeneidad de la opinión común de la "gente". Los quórum de acero.

Es de suponer que Podemos no tendría la menor dificultad en obtener el 75%, en lo que propusiera. Contra la casta, contra la banca, contra leyes, contra políticos y, además, con preguntas sencillas de verdad, no con las confusas y tramposas que aquí sus propagandistas llaman sencillas.

Las prospecciones petrolíferas, en principio, son unas catas técnicas para averiguar si hay o no petróleo o gas. Solo gracias a la magia de los políticos y sus encuestadores podemos descubrir su fondo: algo similar a la pugna de principios, como en la mitología del Creciente Fértil, donde gobernaban Marduk y Tiamat, entre la luz y la oscuridad, que inspiraría los modelos turísticos o energéticos que encierra la pregunta sencilla.

En la pregunta de los especialistas universitarios observamos ciertas trampas. Catas presentes meramente técnicas, despojándolas de su actualidad real se las proyectan dentro de todo un modelo energético de futuro. El acontecimiento puntual y técnico es tomado como una estructura y un proceso. Lo que se está haciendo no es lo que se está diciendo, que por inocente extrapolación, se convierte en todo un modelo de desarrollo económico.

A mí me gustaría que el Gobierno y "aparatos ideológicos" explicasen cómo es que si de la extracción del petróleo los canarios solo nos llevaríamos las "migajas", como se ha reiterado un millón de veces, por qué esas migajas podrían representar todo un modelo económico y además alternativo del turismo. O migajas o modelo, pero las dos cosas a la vez no. El modelo no lo sería ni para Repsol por tratarse de su negocio empresarial. Hablar de modelo energético para Canarias es absurdo, como ya sabíamos. Aunque no fueran migajas.

El desenfado con el que se habla de modelos de diseño gubernamental, en plena mundialización de la economía, es encomiable. También me gustaría saber cuál es el grado de iniciativa, funcionalidad, responsabilidad de gobierno e instituciones en la creación del "modelo turístico". ¿Lo crearon acaso ellos? ¿Cuándo?

Lo verdaderamente llamativo es la mentalidad: cómo se habla de modelos como si se tratara de la NEP soviética y los planes quinquenales.

Sobre todo, estamos muy preparados para desenvolvernos en la economía global. Qué tal si empiezan por algo sencillo: buscarle un modelo a Cepsa para que no importe petróleo ya refinado para vender, porque es más barato. ¡Cuán paradójico este marco mundial de la economía...! Menos mal que nosotros tenemos modelos para elegir y planificar. La relación de Canarias con la historia es siempre de regate y en beneficio de la geografía: o la playa o la poesía.