Durante la Revolución Francesa uno de los más poderosos grupos de diputados de la Asamblea Nacional fue conocido como La Montaña, porque se sentaban en los bancos más altos de la cámara. A un grupo de diputados de la extrema izquierda, durante la Segunda República española, se los conocía com los jabalíes; una referencia a su conducta excesivamente belicosa. ¿Cómo se puede llamar a quienes traicionan la defensa de su pueblo y de su tierra? Sólo existe un término.

No me gustan las palabras gruesas y las descalificaciones. Nunca me ha parecido una forma responsable de hacer política. Pero jamás me había sentido tan defraudado, tan decepcionado, por personas a quienes considero y estimo aunque militen en otras formaciones políticas. Porque siempre había creído que antes de militantes de nuestros partidos, antes de nacionalistas, socialistas o populares, somos tinerfeños y canarios.

Tenerife necesita hoy una explicación. Porque esta semana, los senadores del PP por nuestra isla votaron en contra de la mejora de las carreteras tinerfeñas. Y en contra de la mejora de las carreteras de Canarias. El senador canario por El Hierro, Narvay Quintero, presentó una propuesta para la mejora del convenio de carreteras del Estado con Canarias. No era difícil de mejorar porque el convenio ha sido casi extinguido por los recortes de la crisis y el Gobierno de Rajoy.

Y ustedes dirán: "Hombre, es normal. Es que el Gobierno de Madrid haya tenido que hacer recortes a todo el mundo. Y es normal que los senadores del PP lo apoyen". Vale. ¡Pero cómo pueden explicarme que esos mismos senadores del PP de nuestra isla, esos mismos senadores tinerfeños que votaron contra las carreteras de Tenerife, hayan votado a favor de mejorar la financiación de las carreteras de Galicia.

Solo en los últimos cuatro años, Canarias ha dejado de percibir 650 millones de euros por parte del Gobierno de Madrid. Estos son datos. No se pueden discutir. No son deducciones, ni valoraciones. Son 650 millones menos y muchas de nuestras obras públicas paralizadas o anuladas. Puedo entender, aunque no compartir, el argumento de la crisis. Que no haya dinero para las obras de carreteras que necesita Tenerife puede entenderse. Lo que no tiene explicación es que los mismos senadores tinerfeños que votaron en contra de que mejoren nuestras carreteras, votaran a favor de que se mejorase la financiación de carreteras de Galicia.

Les prometo que estoy tan asombrado como defraudado. Varios senadores del PP de Baleares rompieron hace bien poco la disciplina de voto en un tema especialmente polémico y duro: las prospecciones de petróleo. Votaron en contra pura coherencia política y honestidad con sus votantes. Esos senadores cumplieron con el compromiso adquirido con una sociedad que, en el caso de Baleares, rechaza frontalmente la presencia de torres de perforación en el Mediterráneo. En este caso se trataba de algo mucho más sencillo, menos duro políticamente hablando. Se trataba de votar a favor de una medida a favor de la isla que te votó, de la gente que confió en ti, que te pidió que defendieras sus intereses en Madrid. ¿Cómo pudieron los senadores del PP traicionar esa confianza? ¿Cómo pudieron votar contra Tenerife y los tinerfeños y acto seguido hacerlo a favor de los gallegos y de Galicia? ¿Es más importante la disciplina de partido que la fidelidad a tus votantes y a tu tierra? ¿Es porque la ministra de Fomento es de Galicia?

Tenerife se merece una explicación, aunque personalmente me resulta imposible de creer que pueda existir alguna que sea razonable. Los senadores del Partido Popular por Tenerife, por Canarias, sencillamente, no han estado a la altura de esta isla y del Archipiélago. Esta semana, más que en ningún otro momento político reciente, el PP nos ha defraudado a todos.