El caso de las imputaciones a Fernando Clavijo comienza a oler muy mal. La declaración de uno de los testigos, que realizó la grabación ilegal al entonces concejal, admitiendo que esa prueba, que dio pie a las escuchas telefónicas de las que se derivan las citadas imputaciones, fue manipulada, es algo surrealista. Según esto, lo que ampara las imputaciones no se sostiene.

Terrible, porque Clavijo ha visto cómo se ha publicado un año de sus conversaciones privadas sin que haya habido base legal para los pinchazos telefónicos. Es una chapuza. Toda esta historia se parece mucho una película de los hermanos Marx.

Un caso inflado que parte de un supuesto que la fiscalía tenía que haber echado abajo desde primer momento. Es algo que no se entiende. Si la prueba ha sido manipulada, ¿cómo se siguió adelante con este asunto? El proceso no puede existir.

Estamos viviendo un tiempo en el que se ha declarado la caza del político. Tiempo, eso sí, propiciado por una serie de garbanzos negros que metieron la mano en la talega y que de paso han abierto la cacería. Un caso este el de Clavijo que está construido no por mala fe, sino por quien es la persona a la que se le construye el caso. Ya puestos, mejor arruinarle la vida a un candidato a la presidencia que a un chorizo vulgar.

@sdnegrin