El cronista tiene hoy una tarea difícil. Buscar, una vez más, unos episodios, situaciones, reacciones y protagonistas de tiempos pasados, a veces muy lejanos, y que en la actualidad existen como en las fechas pretéritas, como nos recuerdan las muchas fuentes que hoy tenemos a nuestro alcance: ¿cuál ha sido el germen, origen o fundamento de una actitud, un comportamiento, y como pudo evolucionar, al paso de los siglos, hasta hoy mismo?

Dicho lo dicho, o lo escrito, inmediatamente el cronista sitúa los pies en el suelo y evita cualquier tentación de filosofar y/o divagar. Aunque la combinación humor, crítica y reacción social, en la mayoría de las veces tiene muy buena acogida, especialmente en fiestas como las de Carnaval, otras, como en el caso que al cronista hoy le ocupa, han incendiado la opinión de los ciudadanos en todos los círculos de convivencia y, muy especialmente, en la redes sociales como Twitter y Facebook. Comedia y drama al tiempo, a la vez tirios y troyanos, héroes y villanos.

Y ha sido un tema tan viejo como los tiempos, el causante de tal agitación ( perdonen la solemnidad). Me refiero a la homosexualidad, a la letra de una murga y a la reacción de un político que han creado una discusión, un estado de opinión, en donde se cuestiona, se pone en entredicho, dicen muchos, la libertad de expresión, especialmente después de que la histórica Nifú Nifá haya modificado términos denunciados por...

-¡Un momento, señor cronista...!

-¿Sí, y usted...?

-No siga, simplemente un lector... ¿usted no habló la semana pasada con Julio César en las Galias?

-Pues sí, pero no se a cuenta de qué viene su pregunta.

-El rollo que se marcó usted al principio con frases tan cursis como (y le transcribo) "fundamentos de tiempos pretéritos"; "evolución al paso de los años", etc. ¡Vaya al grano, coño!

-Repito, señor, señor... lector. ¿Qué tiene eso que ver con el personaje histórico de Julio César?

-Ahí está, "mi broder" (seguro que quiso decir my brother, pero en jerga colega)... en la Historia está el quid, el meollo, médula, sustancia, entendimiento, fondo, la cuestión, el inicio, el principio, el comienzo, el origen, la miga, el caletre (respira hondo y sigue), principio, nacimiento...

-¡Perdone, "principio" ya lo dijo antes!

-¡No interrumpa!... Sigo, raíz, preludio, prólogo, arranque, apertura, prólogo... ¡Ay! Prólogo ya lo dije! Sigo, pórtico...

(El cronista aprovecha el estado de éxtasis, con los ojos cerrados, del recitador de sinónimos y se escapa de su lado, pero se queda con la cita que hizo de la Historia).

-Naturalmente, amigo. (Es el senador Cayo el que sale a mi encuentro). La Historia está llena de relatos y personajes sobre ese asunto tan aireado de la homosexualidad y el entorno social. No me explico el follón que se ha armado en esta lejana tierra por algo así, tan natural.

-Sí, lo sé, pero también depende cómo se diga, que palabras se empleen, respetuosas, ofensivas, triviales, etc. Sí, es verdad, en Grecia y en Roma era prácticamente habitual , tanto que de su amigo César se decía: "El César es el hombre de muchas mujeres y la mujer de muchos hombres", ¿verdad?

(Asiente con la cabeza y me da un número de teléfono).

-Y como sabe, no es cosa exclusivamente masculina, ¿verdad? Llame usted a Safo...

-¿La poetisa?, pregunto.

-Sí, claro, ahí tiene su móvil y aproveche que a esta hora en Lesbos está de fiesta con unas amigas y sabrá de lo que hablo.

¿Vale?

-(Uff, odio lo del ¿vale?). Gracias, Cayo. (Marco el largo número internacional 346707xxxxxxxxxxx) que me ha facilitado el romano amigo.

(Una música suave de fondo, tipo nocturno de Chopin, acompaña a un recitado, nada más descolgarse el teléfono del otro extremo de la conexión, nada menos que en la isla de Lesbos:

La luna luminosa huyó con las Pléyades.

La noche silenciosa ya llega a la mitad.

La hora ya pasó y en vela sola en mi lecho,

suelto la rienda al llanto sin esperar piedad.

(Y a continuación una voz melosa, melódica). "Acaba de escuchar un fragmento de un poema de "La décima Musa", Safo de Lesbos, ¿qué desea, diga?".

-(En plan pelota, para lograr mi objetivo). Pues quisiera hablar con mi admirada poetisa Safo.

-¿Admirada por qué, atrevido extranjero?

-Por su legado a la Historia, tanto como poeta, señora Safo, como por su aportación a un término nuevo a las lenguas de todo el mundo. Lésbico, lesbianismo que surge de ahí, ¿no?

-Realmente es un derivado de mi isla, Lesbos. Venga por aquí, en el mar Egeo, y le enseñaré mi academia de mujeres jóvenes en donde aprenden las artes amatorias, la danza, el canto...

-Y por eso usted rinde tanto culto a Afrodita, la diosa del amor y de la belleza...

-Sí, sí, claro. Sí, me ha dado el don de conciliar amores contrariados y de ahí que ya esté preparando mi viaje para asistir a los carnavales de Tenerife y poner paz.

-Pero... ¿Qué me dice , que viene aquí a la Isla?

-Sí, el alcaide... ¡Ay! ¿Cómo es... Ver... Per...?

-Señor Bermúdez, mi admirada Safo.

-¡Ah, ok, efectivamente! El alcaide me envía un avión-jet para ir ahí y arreglar el malentendido de la letra, la libertad, el amor homosexual... En fin, que pronto nos veremos. También irá Alejandro Magno y haremos escala en Roma para recoger al emperador Adriano. El dios Zeus que se ha enamorado del joven Ganimedes se ha disculpado; pero irá otro día, posiblemente a la piñata.

-¿Y alguna mujer...?

-Sí, sí, claro. Jodie Foster que viene de Hollywood. De Madrid irá Sandra Barneda... En fin, varias de nuestras amigas nos daremos cita. La Khalo, Greta...

-Pues aquí nos veremos.

-Sí, déjeme que termine con una estrofa que dedico a las mujeres del mundo y que dice así:

De ella ver quisiera su andar amable.

Y la clara luz de su rostro antes.

Que a los carros lidios o a mil guerreros.

Llenos de armas...

(Y colgó sin añadir palabra).

Y el cronista, contento con la exclusiva informativa, enciende la radio y lo primero que oye es: ¡Carnaval, carnaval, carnaval te quiero...!

(En fin, que cada uno saque sus conclusiones).