FEPECO, como patronal del sector de la construcción en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, miembro de la Confederación Nacional de la Construcción, CNC, y de la CEOE-Tenerife, siempre ha dicho e insistido en que nuestra actividad es el motor, la locomotora que arrastra a todo el sistema económico en su funcionamiento empresarial, laboral y social, a pesar de que a algunos, minoritarios, no les guste o no lo quieran reconocer. El aspecto positivo de trabajo, actividad y creación de empleo de la construcción es indudable. La crisis que estamos padeciendo desde 2007 ha venido a demostrar que "sin construcción, no hay vida". Desde que se paralizó, sucesivamente se fueron estancando los demás sectores económicos y principalmente se produjo una profunda caída del empleo. La realidad es tozuda y los hechos han demostrado que sólo con la construcción seremos capaces de salir de la difícil situación económica y social que atravesamos.

Los adversarios de la actividad del sector siempre han intentado dar una imagen interesadamente distorsionada del mismo. Se olvidan adrede de que desde que nacemos, en un hospital, hasta cuando llegamos al último día en la tierra en un cementerio, hemos pasado por instalaciones deportivas, educativas, culturales, de mayores; hemos circulado por vías, carreteras, autopistas y nos acompañan infraestructuras de todo tipo, hidráulicas, de saneamiento, aeroportuarias y ya no digamos de nuestros hogares. En fin, la construcción y la vida de las personas no se pueden divorciar, es una simbiosis que da fruto social y bienestar personal.

Desde 2007, hemos atravesado un "espantoso desierto" donde han desaparecido muchas empresas, se ha destruido mucho trabajo y empleo y se han frustrado muchas esperanzas, sobre todo de jóvenes que se han ido profesionalizando en estudios universitarios, de formación empresarial y de oficios y que ahora se encuentran que no tienen ni presente ni futuro, después de todo el esfuerzo personal, económico y de tiempo dedicado a su preparación. Y de empresarios ejemplares, de los que hay que sentirse orgullosos, que durante décadas, con mucho sacrificio personal, han mantenido las empresas y han creado mucho empleo, que ha redundado positivamente en miles de familias.

Pero eso es el pasado; ahora estamos empezando a arrancar de nuevo, es verdad, con lentitud y moderación, pero de manera sostenida en el tiempo, en una tendencia esperanzadora. Desde febrero hasta diciembre de 2014 se han creado ya 2.000 nuevos puestos de trabajo. Y se han constituido nuevas e innovadoras empresas. Empieza la locomotora a arrancar y arrastrar. Estamos empezando a notar optimismo y ganas de poner a pleno funcionamiento nuestras empresas. Las ganas de trabajar no nos las quita nadie, a pesar de encontrarnos con muchas dificultades, como la maraña normativa y la inflación legislativa, paralizante y paralizadora, que aburre y cansa al más paciente y que retrasa todo tipo de inversiones o, en todo caso, las alejan o impiden que vengan; las bajas temerarias en la licitación pública; las consecuencias de los retrasos en el pago de deudas por parte de las diferentes Administraciones en la viabilidad de las empresas; las decisiones administrativas que están limitando el reciclaje profesional de los trabajadores del sector; los problemas de las empresas canarias de la construcción para acceder a las obras públicas que se proyectan y ejecutan en las Islas o los retrasos en los planes de modernización y rehabilitación turística en la provincia tinerfeña, que se anuncian, se publicitan, pero que no existen en la realidad. Ahí tenemos el ejemplo de la rehabilitación y modernización del Puerto de la Cruz, que es una realidad deseada y frustrada por las distintas Administraciones. A todo lo anterior hay que sumar los problemas burocráticos y técnicos (sin contar con las respectivas plataformas antitodo o antinada que siempre surgen) para aprobar los planes generales de ordenación urbana, que son el instrumento básico para el desarrollo y crecimiento económico y social de cualquier municipio.

Por otra parte, hay que avanzar en la necesaria concienciación ciudadana del daño que está haciendo la economía sumergida, a las empresas y autónomos legales y las consecuencias y responsabilidades que puede tener esta actividad fuera de toda normativa, tanto en quien la ejerce como en quien la contrata. Por eso insistimos al Gobierno de Canarias en la puesta en marcha de un Registro de Agentes Inmobiliarios, que cuente con garantías profesionales para evitar el intrusismo profesional, que tanto daño ha hecho a muchas personas y a la imagen del sector de la construcción.

Aquí estamos FEPECO y el sector de la construcción dispuestos a crear trabajo y empleo. A construir nuestra tierra de manera sostenible, para dar a los ciudadanos una mayor calidad de vida. Para que los canarios podamos vivir y trabajar aquí, para ilusionarnos de nuevo y crear un presente y futuro no solo lleno de esperanza, sino de realidades. La reforma y rehabilitación de nuestras edificaciones y espacios sociales, culturales, deportivos, de ocio y sanitarios, la ejecución de obras de infraestructuras de equipamiento comunitario, y la conservación y mantenimiento de nuestras carreteras, por seguridad, por eficiencia energética y por imagen exterior, deben ser los caminos de esta nueva etapa del sector de la construcción. Valor, esfuerzo, energía, trabajo, empleo y vida son sinónimos de "construcción". Nosotros apostamos por el presente para fortalecer el futuro.