Estas fotos, todas movidas, incluso más de la cuenta para no pretender ser artísticas (aunque sí surrealistas, y ya se verá por qué), pasaron por el objetivo de cámaras réflex que son oídos y ojos de buen ver, por cortes de radio con sonidos de actualidad y por imágenes televisivas de informativo. Estas fotos, atrapadas sin el clic del obturador, trasladan con absoluta certeza, pese a ser instantáneas muy movidas, la tontería que casi siempre, y ahora mucho más, toca ver, oír y leer en los prolegómenos de un sinfín de elecciones de todo tipo y condiciones.

Instantánea número 1. La foto se capta a primera hora de la mañana, muy temprano y con el peor frío: el que te hiela cuando los pies salen de colchas y edredones puestos a elevada temperatura. A esa hora, lunes en tiempo de escarcha, un señor joven y supuestamente preparado, un pibe mono que se asea en uno de los dos extremos, se sale del tiesto y dice lo que dice, en público y para que se entere todo el mundo, sin complejos (¡faltaría más!): "Soy partidario de la dación en pago". Luego lo explica y ya se enreda como aquellas persianas verdes de antaño. Es lo que tiene ser atrevido; o sea, al menos esa y tres cosas más: consigues salirte del equilátero pero los apuntadores del gran jefe, atentos, te ponen un negativo (no hay necesidad...); logras dar dos puntapiés a la doctrina de partido y a las múltiples circulares dictadas al respecto, sí, pero te espetan otra falta (y van dos, ¡joderrr...!), y luego, por si fuera poco, llegas a paladear un falso premio, el de dos o tres votos más, porque, claro, piensas que la gente es tonta y se deja engañar. Lo del negativo que apuntan en la lista oscura los negros del gran jefe, seguro; lo de desviarte de la doctrina, también, y lo de los votos, pues parece que no toca, que a esa hora los desahuciados no escuchan la radio y están en la calle muertos de frío, sin pilas en los transistores y sin enchufes con los que darse un recalentón de ondas radiofónicas. Y llega el balance de la acción: aplauden los pelotillas, y poco más. La mayoría absoluta, siempre absoluta, sigue igual de lejos. En cambio, la vulgaridad hierve en esta primera foto movida.

Instantánea número 2. Esta vez el retrato, también nublado, se dispara en un salón climatizado lleno de gente joven con marca de empresa. El objetivo de la convocatoria es hacer campaña electoral mucho antes del inicio de la precampaña y poco después del final de los anteriores comicios; o sea, siempre, a todas horas, sin descanso posible. El interlocutor incansable, el jefe de la manada, habla y habla de las bondades del nuevo REF fiscal, pero no dice nada porque no sabe lo suficiente: la misma profundidad. Se gusta más y más, y se ahoga en lindezas y demagogias. Se baña en un páramo de micros, grabadoras y cámaras, en el espejismo de los votos, y su atrevimiento extremo lo desnuda hasta quedarse en calzoncillos.

De las fotos 1 y 2 hoy nadie se acuerda. Imposible conseguir votos de esta manera, pero ¡dan una lata! A veces también lástima, mucha lástima.

@gromandelgadog