¡Pero vamos a ver! ¿Qué culpa tengo yo de encontrarme, cada dos por tres, en los periódicos, en las revistas, en la radio, en la televisión... frases y más frases que me hacen creer que cada día sé menos, mucho menos, sobre cuestiones gramaticales o lingüísticas o como quieran ustedes llamarlas? Lo digo, lo pregunto porque ha de quedar muy claro que no se me ocurre pensar -¡estaría bueno!- que la razón está siempre de mi parte. Imagino que algunos de los ejemplos que voy a hacerles llegar con la mejor de mis intenciones estarán bien dichos o escritos, aunque a mí se me pueda meter entre ceja y ceja que todos tienen equivocaciones, meteduras de pata, despistes o deslices totalmente involuntarios. Pero dejo de lado tanta palabrería insípida para ir al grano con la ayuda de ustedes.

El día primero de este mes y en su página 31 (concretamente en la sección de Criterios) he podido leer esto en el que yo llamo mi periódico. "No obstante, como todas las monedas tiene, su cara y su cruz". Me doy cuenta de que las palabras encerradas entre las dos comas carecen absolutamente de sentido. Y tampoco les encuentro el más mínimo sentido a las siete que están fuera de las dos comas. Todo un galimatías. La segunda coma tendría que estar (eso opino yo, al menos) entre las palabras monedas y tiene. ¿No lo creen ustedes?

Paso inevitablemente al diario "Marca", aunque enarque las cejas mi amigo Lorenzo. Y en el dichoso diario deportivo leo: "Héctor afirma que "quería quedarme y luchar aquí". Opino que tales disparates se podrían arreglar de dos maneras: bien quitando las comillas y cambiando la palabra quedarme por quedarse, o bien dejándolas pero suprimiendo el relativo que, sustituyéndolo por dos puntos. Vuelvo a preguntar: ¿Les parece a ustedes bien lo que digo o me equivoco de medio a medio?

Paso a otro ejemplo: "Se está cumpliendo las expectativas". Recuerdo que siempre me dijeron en mi primer curso de bachillerato que si el sujeto de una oración está en singular el verbo también tiene que estar en singular. Y si está en plural, pues... ya se sabe. No será preciso volver a decir que se confunde, por parte de muchos escritores, la oración pasiva refleja con la impersonal. La oración que dejé escrita en negrita podría decirse también así: "Las expectativas están siendo cumplidas". Pero debe tratarse de una peliaguda cuestión porque el caso me lo encuentro un día y otro, en un periódico y otro, en un telediario y otro.

La frase que les voy a ofrecer ahora es de don Camilo José Cela (Premio Nobel y tal) y dice así: "Al policía sus jefes le riñen y lo empapelan". Como se ve, emplea el famoso escritor nacido, me parece, en Iria Flavia, los pronombres le y lo. Me hago la pregunta de rigor: ¿Son tales pronombres complementos directo o indirecto? Me da la impresión de que la frase es correcta, aunque mi primera opinión era la contraria. ¡Qué líos me formo!

Y finalizo ya porque me canso. Vamos a otra frase: "Estoy seguro que la gente asistirá al acto". ¿No les parece a ustedes que antes del pronombre relativo debió escribirse la preposición de?

Debo decirles que quien este artículo firma, aunque es de pueblo, sabe la diferencia existente entre el queísmo y el dequeísmo. Sé que en estas cosas influye mucho la llamada costumbre diaria, pero el caso, amigos, es que, en lugar de decirlo o escribirlo la gente de pueblo, lo dice y lo escribe el personal de los periódicos, las revistas, las emisoras de radio y los presentadores de televisión. Y uno -yo, al menos- no sabe a qué carta quedarse.