Imparable. Ahora sí. Faltaba cierta organización y alternativas. La pregunta que circula en 2015 es si prefieres a Albert Rivera o a Pablo Iglesias y lo que ambos representan. Magnífico, hace tres años la inmensa mayoría de los que se animaron a votar prefirió a Mariano Rajoy. Esta es una verdadera revolución, de las buenas, de las que empiezan por abajo. El hartazgo transformado en acción. Al fin se constata una realidad implacable: el día de las urnas, cuando abren los colegios electorales, todos los partidos son igual de minoritarios. Después, con cinco o seis grupos parlamentarios, no bastará con levantar el dedo al ritmo del son, habrá que debatir y tranzar acuerdos. ¡Viva la democracia!

Insuperable. Por simple y evidente: copiemos para España (y también para Canarias) lo que funciona bien en otros países. Tuvo que llegar Ciudadanos para fichar a Luis Garicano, para que explicara cómo era eso de la "mochila" que llevan los trabajadores austriacos como seguro de despido o lo del cheque para formación como ya se aplica en los países nórdicos con la sanidad pública, incluso, cómo implantar la ayuda complementaria para las rentas más bajas que se usa en Estados Unidos. Alguien que hiciera unos números y que diera la bendición a ciertas políticas liberales como única respuesta a muchos problemas estructurales: los países donde se aplican son paradigma de la protección social y del Estado del bienestar. Su ensayo "El dilema de España" ya lo tengo como lectura para el fin de semana.

Inevitable. Julio Bonis se comerá con papas aquella máxima de que da igual el resultado electoral, que Coalición Canaria siempre iba a gobernar ya no está tan claro. Qué curioso, ya no haya líderes potentes, con carisma y solvencia personal, solo siglas; unas significan algo y otras tan poco. Será distinto, muy distinto, a pesar de la triple paridad con el reparto torticero de la representación a favor de las islas no capitalinas y de los mínimos para acceder a la cámara regional. Se impondrá, por lógica social, otra forma de hacer política, con menos compromisos y más responsabilidad: irrumpirá la negociación en el salón de plenos, qué bueno. Aire fresco que aportarán quienes se incorporan a los nuevos partidos, sin historial político pero con bagaje profesional: qué pequeño detalle y vaya cambio.

Inmutable. A la gente le importa bien poco si Casimiro Curbelo está imputado, con quién se va de juerga y en qué gasta su dinero. Ganará otra vez, no importa cómo se presente. Por mucha regeneración que planteen los partidos como autoexigencia electoral. Comparan, justifican y eligen a su líder en conciencia. Aunque ya estuviera sentado en el banquillo, incluso si la justicia llegara a probar, en su caso, alguna conducta reprochable. Somos así, un pueblo programado para anteponer el interés propio a corto y ellos lo saben. Será que nos dejamos comprar por un plato de lentejas, no lo sé. O que valoramos solo el resultado y que el fin justifica los medios... Quizás el problema no sea la corrupción, sino la inacción.

Impredecible. Lo que ocurra en Santa Cruz. Bermúdez que suministra paliativos a una ciudad en coma, poco más, todo sigue pendiente, acostumbrados estamos al desorden, al desastre de Las Teresitas, a la parálisis del planeamiento. El PSOE se suicida, no aprovecha el trabajo de su gente. Y el PP, no sé, quizás la tarea de oposición deba ser algo más que denunciar lo mal que está todo. Huérfana Santa Cruz, sin timonel, mientras los empleados municipales defienden el fortín. Impresionante, estos carnavales el disfraz de Bolorino Armani: "Santa Cruz ya tiene alcalde", se escucha.

pablo@zurita.es