Esta sería la consecuencia que podría sacarse de un extenso artículo de Antonio Garrigues Walker, cuando expresa su preocupación. "Si no se actúa con un mínimo de grandeza, o si permanecen impasibles ante las dificultades, si renuncian por principio al diálogo...". Y añado: si persiste lo que en el editorial de este mismo día se expresa, así de contundente, "la hipocresía de Podemos". Y pocos días después: Podemos elecciones democráticas", título de la tribuna abierta, de Abc, 6-2-2015. ¿Qué se puede hacer? En pocas ocasiones se van a concentrar cuatro elecciones. Pero lo importante es tomar conciencia de las cuestiones. Sobre todo en el tema de la supervivencia de España como nación. Y este es el riesgo a que apunta Julio L. Martínez, rector de la Universidad Pontificia de Comillas, en "Libertades frente a la barbarie": "Los dos enemigos de una experiencia intercultural, el racismo y el fundamentalismo".

No queda más remedio a los españoles que espabilarnos para cortar de raíz esa demagogia que nos asfixia, y que con frecuencia revive en nuestras tertulias políticas, y en nuestras vidas, salvo excepciones.

Quiero fijarme en algunos datos que muestran un camino distinto, aunque los medios de comunicación hayan sido remisos a publicarlos. Por ejemplo: la misa funeral baturra ofrecida por la Casa de Aragón en Madrid, con ocasión de la muerte silenciosa del que fue su presidente, durante 30 años, Roberto Martín Villanueva, con su fe religiosa -siempre ligada a la Virgen del Pilar- y siempre maestro en el hablar, en el presentar y en la amistad. Un gran turolense y español. Otro tanto diríamos de Antonio Lago Carballo, "modelo de generosidad y diálogo", como escribía María Navas.

Pero no quisiera desviarme demasiado, en el sentido necrológico, con el recuerdo de hombres ejemplo de valores. Hombres de silencio. Como el ofrecido por el Colegio de Registradores de la Propiedad, en presencia del ministro de Justicia, que asistió a la entrega de una placa a los registradores jubilados en 2014. Habló uno de ellos extensamente, acaso más de lo previsto. Pero se pudo oír el relato de la seguridad jurídica preventiva en materia inmobiliaria. Luego, la imposición de tres Medallas de Honor: dos registradores y un catedrático de Derecho Civil. El ministro nos felicitó a los distinguidos, cuyo currículum había glosado el decano. Por mi parte, di las gracias a Dios, a también a los que me ayudaron a recorrer el camino: profesores, familia, Universidad, etc. Todo en un tono cordial y lejos de la demagogia de las ideas políticas. Importa servir a la sociedad, con lealtad y ejemplaridad de vida.