Los pueblos, y más en épocas de penuria, como la que tuvo, y muy acentuada, Valverde en El Hierro, salieron de ella mejorando su calidad de vida y la preparación de su gente. En este caso, porque contaron con profesionales del magisterio que hicieron posible que se llegara a decir que en Valverde no existían analfabetos.

De aquellas escuelas primarias salieron personas adecuadamente preparadas para afrontar cualquier tipo de negocio o de salidas profesionales; de aquellas escuelas primarias la dedicación de los maestros era plena, y más aún cuando los chicos tenían que dedicarse junto a sus padres a tareas del campo durante el día, y al oscurecer acudían a casa de los maestros para no quedarse rezagados en la enseñanza que se les daba al resto de los niños. Y allí estaban los maestros con velas o quinqués asumiendo su vocación de magisterio porque la luz eléctrica aún no había llegado a la isla.

Maestros que se han ido quedando en el olvido y que es necesario rescatar su memoria, por lo que el ayuntamiento tiene una deuda pendiente que tramitar; tarea, por supuesto, noble y de reconocimiento a todos aquellos que en el tiempo colaboraron en el desarrollo de la isla, de Valverde.

Se comentó que se había adquirido por parte del ayuntamiento unos terrenos en la Hoya del Juez para construir un gran centro escolar. Idea excelente y más aún en ese paraje que reúne unas características naturales extraordinarias. Si fuera así y el proyecto concluyera, sería la mejor ocasión para que ese centro llevara el nombre de aquellos maestros que desde las primeras letras nos empeñaron en llegar al algebra y la trigonometría.

De esa manera se culminaría un gesto que honraría a los habitantes del Valverde, de la isla conjuntamente con el ayuntamiento, porque desempolvar la memoria y plasmarla, en este caso, en un edificio tan emblemático como es un centro escolar, es uno de los detalles más exquisitos y elegantes que puede tener un pueblo agradecido y refrendado en este caso por el ayuntamiento.

Los nombres de aquellos maestros están en el recuerdo de muchos, los que tenían la escuela, en Tesine, en el Cabo o en la Calle y los que más tarde ampliaron nuestra enseñanza en cursos de Bachillerato, haciendo posible que profesores del Instituto de La Laguna o Santa Cruz se desplazaran a la isla para examinarnos.

Maestros, en definitiva, que se esforzaron en trasmitirnos lo mejor que tenían como personas a imitar y aquellos conocimientos que tuvieron que repasar y ponerlos al día en beneficio de los que a sus aulas acudimos.

Rendir un homenaje a todos ellos es una deuda pendiente que tiene el Ayuntamiento de Valverde y que estoy seguro saldará.