Sin haberse celebrado todavía las elecciones municipales y autonómicas, el PSOE, a través de su secretario general, Pedo Sánchez, ha iniciado ya su particular campaña para las generales mostrando su cara más hostil hacia la Iglesia católica, tras anunciar que si gobierna suprimirá la asignatura de Religión en las escuelas, recuperando, contrariamente, la Educación para la Ciudadanía. Asimismo, denunciará los acuerdos existentes entre España y la Santa Sede. Su intención, pues, es implantar en nuestro país una educación laica en la que no quepa ni en el currículo ni en el horario escolar las enseñanzas confesionales.

El señor Sánchez, que aspira a convertirse en el presidente de todos los españoles y no solo de sus electores socialistas, pretende saltarse por las buenas todas las leyes y tratados existentes para convertir la libertad de educación en un privilegio para no creyentes: "Quiero que mis hijas vayan a un colegio público donde les enseñen educación cívica y no religión". Con estas palabras el líder socialista quiere que se imponga a los hijos de todos los españoles la educación que él elija para sus hijas. (¡Lo que faltaba!). No cabe duda de que él, como padre, está en su perfecto derecho de elegir para sus hijas una educación acorde con sus convicciones, como garantiza la Constitución española (CE), pero no se conforma con eso, ya que lo que propone violaría un derecho constitucional que asiste a todos los españoles.

Efectivamente, lo que el señor Sánchez pretende no solo es poder elegir la educación de sus hijas, pues ese es su derecho, sino la de todos los niños escolarizados: "Una educación laica, sin religión en la escuela", ha prometido. Y ahí es donde se equivoca, pues pasa de ejercer su legítimo derecho como padre a querer imponer a los demás padres lo que a él se le antoje, ignorando que en España el 63,5% de los escolares cursan la asignatura de Religión católica por elección propia o de sus padres y que el 80% de los españoles son católicos ¿En verdad el líder socialista se ha leído lo que dice la CE en su artículo 27? ¿Sabe también que estaría vulnerando lo dispuesto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Artículo 26.3), que dice: "Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos"?

Lo que el señor Sánchez propone supone quebrantar los derechos humanos y las libertades constitucionales de una gran mayoría de los padres y de sus hijos al suprimir ciertos derechos de los españoles por el simple hecho de que no le gustan las creencias de los demás. ¿Ignora, acaso, que entre los electores y simpatizantes socialistas también hay muchos católicos que han elegido para sus hijos la asignatura de Religión católica en su formación escolar? ¿Estarán de acuerdo con su proposición?

Las materias de Religión católica que imparten en las escuelas los profesores de Religión autorizados no suponen un adoctrinamiento de los escolares, ya que su finalidad no es catequizarlos. La catequesis es enseñada en las parroquias a los niños que asisten voluntariamente, así que no debe confundirse lo uno con lo otro. La Religión, como asignatura en los planes de estudio, es una materia consolidada en el sistema escolar en la práctica totalidad de los países de Europa, porque es considerada de una necesidad crucial en la formación integral de la persona. Lo que postula Pedro Sánchez es algo tan viejo como que la política decida la moralidad del hombre, sustituyendo la religión por la política.

¿Es que el candidato socialista a la presidencia del Gobierno no tiene ideas o soluciones para afrontar los problemas que de verdad preocupan a los españoles?