Lo de la guerra de los volcanes es preocupante. Y no vale despacharlo con que se trata tan solo de un conflicto por el protagonismo científico entre dos organismos. El enfrentamiento entre el Instituto Vulcanológico de Canarias y el Instituto Geográfico Nacional, al que se acusa de haber ocultado datos relevantes sobre episodios sísmicos ocurridos en las Islas, demuestra que en este país las instituciones no funcionan, no están al servicio de los ciudadanos y no son transparentes. No es serio que las autoridades científicas se enfrenten públicamente. No es riguroso ni contribuye a tranquilizar a los ciudadanos. El ya tradicional enfrentamiento entre la administración central y autonómica tiene ahora una nueva erupción. Esto es lo que hacen básicamente con el dinero de nuestros impuestos: gastarlos inútilmente. Manada de incompetentes.