La broma nos ha costado cara, carísima: la inmundicia de 61.495 millones de euros. Ésta es la factura que el Estado ha pagado por el rescate financiero español iniciado en mayo de 2009, tras la subida del telón para visionar la pieza teatral que es puro esperpento y se llama "Crisis". Nada más y nada menos que 61.495 millones de euros, una cifra que abruma y marea hasta propiciar el derrumbe. Y cuando se dice Estado, entiéndase que se habla de españoles de a pie, de administrados, como seguro dirían los señores don Cristóbal Montoro y don Luis de Guindos.

España, el Estado, se ha dejado 61.495 millones de euros en el reflotamiento del sistema bancario nacional, con todos sus puntos y sus comas, y de ese dinero público, y aquí está lo peor, pese a lo dicho y redicho por políticos asentados en el Gobierno de Mariano Rajoy (por cierto, con gran insistencia), solo se ha conseguido recuperar menos del 5% de lo "regalado" (el 4,3%, para ser exactos), lo que no deja de ser la calderilla que brinca y suena en bolsillos anchos y muy vacíos.

¿Qué son 2.666 millones de euros, los que han vuelto al Tesoro nacional, entre los 61.495 millones entregados a la banca, al sistema financiero español, para evitar la supuesta caída en bloque de éste y quizá el desastre económico más absoluto en el país de las oportunidades? Las oportunidades, para los ricos, y para los malos políticos, los que han aprovechado la coyuntura para enriquecerse de pies a cabeza, y ya sabemos que no son pocos.

61.495 millones de euros ofrecidos a la banca desde mayo de 2009, dinero de todos nosotros (en su grandísima mayoría, pues solo hay que descontar de ese total los 7.942 millones que provinieron del Fondo de Garantía de Depósitos de las Entidades de Crédito), y un tristísimo balance de recuperación a lo largo del camino recorrido desde entonces: solo ha regresado a la alcancía del Estado el 4,3% de lo "regalado", con lo que se ha quedado en veremos, en cantidad difícilmente recuperable, la cifra desorbitada de 58.829 millones de euros.

Pero es que esos 58.829 millones de euros representan, para tenerlo claro de una vez, lo más nítido posible, o quizá para lamentarse más y mejor, casi diez presupuestos generales de la Comunidad Autónoma de Canarias, según el valor total de las cuentas aprobadas para 2015, más o menos, siempre más o menos.

Lo más nefasto, lo más triste y lo más sangrante es que casi todo el mundo, los que más saben de esto, muchos de ellos economistas, financieros de acreditada experiencia, técnicos del Estado..., creen que la devolución de los 58.829 millones de euros al que los prestó, a nosotros mismos, hoy es un imposible: pura quimera, pura pamplina, pura farsa.

El Estado, todos nosotros, se dejó 61.495 millones de euros en el rescate bancario practicado en este país, fondos públicos, casi en su totalidad, que se dijo que serían recuperados sí o sí. Ahora resulta que la mayoría de los responsables de esto, por no decir todos, miran hacia otro lado, miran más que nunca a los celajes.

En otros países del entorno europeo, optaron por fórmulas más bondadosas y, por lo que se ve, les fue algo mejor. En España, como siempre, todos pagan por unos pocos, y así nos va: mal, muy mal... Tan mal como desde mayo de 2009.

Pena de país.

@gromandelgadog