Se nos llena la boca a la hora de diseñar estrategias para mitigar el paro, y sin embargo, las pequeñas decisiones tardan demasiado tiempo en negociarse y más aun en dotar adecuadamente unas políticas de empleo que se ajusten a la realidad de Canarias.

En las empresas analizamos continuamente nuevas inversiones, evolución de los mercados, diversificación o competitividad, para garantizar el crecimiento y la viabilidad de nuestros proyectos.

En el día a día nos topamos con un exceso de datos estadísticos de difícil adaptación a la dinámica particular de cada pyme, cuando no, con una legislación inflexible y asfixiante, un absentismo imposible de asumir o una economía sumergida que nos somete a una competencia desleal que afecta directamente a costes y márgenes comerciales en contra de la viabilidad de nuestros proyectos.

Si analizamos la inversión en talento nos encontramos con una formación técnica carente de prácticas e incluso alejada de la realidad de las cualificaciones necesarias para desempeñar un puesto de trabajo de manera competitiva.

Los mercados de nuevas tecnologías o medioambientales contribuirían a mejorar el empleo, por su efecto tractor, en la construcción, tratamiento de aguas, gestión de residuos y agricultura, que son, además, las asignaturas pendientes de la recuperación económica de Canarias.

La universidad y la formación profesional deben recuperar la importante transferencia de conocimientos hacia el tejido empresarial, los cuales deben ser permanentes en el tiempo y, con ello, ayudar al rediseño de la sociedad canaria.

Mientras tanto, deberíamos invertir más en personas emprendedoras, con talento, compromiso y voluntad de formación permanente, porque el retorno de esa inversión es el futuro de nuestras empresas y de nuestras Islas.

*Secretario general CEOE-Tenerife