Frente al pesimismo que hemos estado sufriendo desde el año 2007, cuando comenzó la crisis económica y que después se ha traducido también en una crisis social, desde hace unos meses parece que se está produciendo un cambio de tendencia, hacia un moderado optimismo, como consecuencia de unas mejores perspectivas en la actividad económica general y especialmente en los síntomas positivos en la construcción.

No cabe duda, y estos últimos años lo han demostrado, de que sin construcción no hay empleo; es el único sector capaz de producir una actividad generadora de trabajo directo y de influir decididamente también en la reactivación de los demás sectores económicos. Desde febrero del año pasado se ha producido un punto de inflexión y se observa un pequeño incremento en la actividad en las empresas, aunque también hay que decirlo, sin el suficiente empuje como para potenciar la creación de empleo. Hoy todavía nos encontramos, principalmente con muchas pymes y autónomos, que están buscando desesperadamente trabajos.

2014 ha sido el primer año desde que estalló la crisis, en el que la actividad económica general creció de forma moderada, dejando atrás la recesión en la que estuvo inmersa casi de forma ininterrumpida entre mediados de 2007 y principios de 2014, una etapa en la que se perdieron en nuestra provincia miles de puestos de trabajo, siendo gran parte de los mismos de la construcción, uno de los sectores que con mayor crudeza a sufrido la crisis. La afiliación a la Seguridad Social en el sector ha crecido un 15% interanual, mucho más que a nivel estatal, que lo ha hecho a un ritmo más moderado del 6%.

Aunque tenemos estos datos esperanzadores, el sector de la construcción durante 2014 ha mantenido un nivel bajo de actividad en relación a su capacidad y competitividad en el mercado. Estamos lejos de aportar al PIB toda la capacidad que tienen las empresas, y no por ganas, que son muchas, sino porque el consumo sigue estancando, a pesar de que las entidades bancarias "han vuelto" y están dispuestas a proporcionar financiación, como refleja el dato de que el número de viviendas hipotecadas se ha incrementado en un 2,86%. Pero frente a esta apertura está la memoria histórica de los padecimientos personales y familiares de los últimos tiempos, la temporalidad y la inseguridad laboral, así como el gasto de los ahorros de muchos años, que hace todavía difícil que los ciudadanos volvamos a consumir con unos niveles efectivos. Existe mucha precaución, prudencia, incertidumbre y desconfianza.

Los datos publicados por el Ministerio de Fomento relativos al número de visados emitidos por los Colegios Profesionales, así como en las licencias municipales de obra emitidas por los respectivos ayuntamientos (las licencias representan un incremento del 2,63%), revelan que la actividad en el sector se mantiene en niveles todavía insuficientes para la capacidad de trabajo que tienen las empresas.

El segmento de la edificación siempre ha tenido un peso muy importante en el sector de la construcción y, sobre todo, en la creación y mantenimiento del empleo. El número viviendas iniciadas supone un 6,87%. En el caso de las viviendas unifamiliares, se ha visado mayor superficie para la edificación de aquellas que se encuentran aisladas unas de otras que para las adosadas, cambio de tendencia constructiva. A lo largo de los últimos años, la producción en el segmento de la edificación residencial se ha destinado principalmente a la finalización de viviendas iniciadas en los años anteriores. La emisión de visados de reforma y/o restauración de edificios ha aumentado durante el año 2014, aunque de una manera moderada, registrando una tasa de variación interanual en el número de visados del 2,42%. En cuanto a las empresas establecidas y legales de la intermediación inmobiliaria, sí se nota un progresivo aumento de operaciones de compra-venta y alquiler, un 11,12%, sobre todo en zonas turísticas y vinculadas a capital extranjero. Destacando las transacciones inmobiliarias de viviendas de segunda mano en un porcentaje del 39,10% en niveles positivos.

En cuanto a la obra pública y de infraestructuras, ha estado mediatizada por ser año de elecciones, que ha propiciado una mayor licitación, un 29,92%, sobre todo correspondiente a obras de equipamiento comunitario. La preocupación lógica en el sector es que pasará después de las elecciones, porque la base de la reactivación económica, que pasa a través del sector de la construcción, tiene su inicio en las obras de infraestructura, no por el empleo que se crea, que es mucho menor que en el segmento de la edificación, sino porque es la base estructural para animar el dinamismo necesario de los demás sectores económicos. Partiendo de que el crecimiento interanual del sector de la construcción se establece en torno al 5,85%, nos hace ser moderadamente optimistas, sobre todo porque desde el año pasado estamos ya en parámetros positivos, después de siete años de caída imparable.

El nuevo Gobierno de Canarias y los Cabildos tienen que implicarse de manera efectiva, y no con meras declaraciones de buenas intenciones, para que se ejecuten o terminen de realizar aquellas obras de infraestructuras pendientes de finalizar y que son primordiales para el futuro social y económico de nuestras islas y especialmente de Tenerife, por el retraso que sufre acumulado en las obras del Convenio de Carreteras, que tenían que haberse concluido hace ya más de una década.

Sin construcción no hay vida; solo con la construcción se genera el empleo y trabajo que nuestra sociedad demanda de manera urgente. Esperanzados y con ganas de asumir, tanto Fepeco como la Patronal del sector, como los propios empresarios, la responsabilidad social de liderar la reactivación económica de nuestras islas, queremos trabajar, para crear empleo.

*Director gerente de Fepeco