Santa Cruz tiene doscientos mil habitantes (sin trampa ni cartón) por arriba del asfalto y millones por debajo. En los túneles, alcantarillas y huecos del subsuelo proliferan los otros habitantes de la urbe; las ratas y las cucarachas que asoman de forma abundante por muchos puntos de Santa Cruz. El otro día comercios y restaurantes de la zona centro vieron sus fachadas y terrazas invadidos por cucarachas ante el espanto de los clientes. Los bichos huían de unos operarios que estaban procediendo a desinsectar en las alcantarillas. Las autoridades deberían avisar a los vecinos y sobre todo a los negocios de este tipo de actuaciones, que provocan la salida masiva de bichos del subsuelo. Más que nada para que los restaurantes, cafeterías y vecinos sepan a qué atenerse. No cuesta nada y se evitarían espectáculos tan bochornosos como el ya citado.