Es lo que debieran ejercer los miembros pertenecientes por voluntad propia a una asociación, sociedad, institución. También los miembros pertenecientes, por obligación legal, a comunidades de propietarios. Y ese compromiso ha de ejercerse interesándose por la asociación que fuere, por su devenir, por sus actividades, por su balance y por su cuenta de resultados.

Han sido muchos años, lo decía en esta columna hace unas semanas, los que he dedicado a múltiples asociaciones de diverso ámbito. Y he hallado toda suerte de comportamientos, asistencia y participación. Siempre intenté que a las juntas generales y/o asambleas asistieran el máximo de miembros con derecho a ello.

En la actualidad, estoy exiliado de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT), pero no dejo de interesarme por su devenir. Y éste me parece un tanto preocupante. Han sido diversas las veces que he lamentado en Junta General la poca presencia en las mismas de miembros respecto al número de asociados. Tal decadencia se ha agigantado con la intolerable actitud del actual director. Por lo vivido, creo que para este señor una junta general es como tener una piedra en el zapato. Hay que eliminarla. Pero como ha de realizarse por imperativo estatutario, las convierte en algo insufrible por su actitud totalitaria y aún con amenaza de llamar a la Policía como forma de imponer su "autoridad".

La RSEAPT tenía, antes de exiliarme, más de cuatrocientos socios, o miembros de número, según se definen en los estatutos. Recuerdo que la única vez que vi el salón a reventar fue cuando se convocó Junta General para tratar de la moción de censura al director, que era quien lo sigue siendo gracias a una votación fraudulenta iniciada cuando no se había debatido la moción ni se pretendía poner a debate por parte del director. En aquella ocasión manifesté mi sorpresa y agrado por ver el recinto lleno y dije que a lo mejor había que organizar un follón de vez en cuando para que los miembros asistiesen a las juntas generales, pues generalmente estaban desnutridas. Fue Antonio Martinón quien me replicó diciendo que si la institución marcha bien no hace falta asistir a las juntas generales.

A la última junta general celebrada hace unos días, el 29 de octubre, asistieron tres miembros de la mesa, que por mandato estatutario han e estar (director, secretario y censor), y siete miembros en la sala. Menester es decir que la Junta de Gobierno está constituida por catorce miembros, más los pertenecientes a diversas secciones de responsabilidad que son unos veinte. Esto demuestra una peligrosa decadencia de la institución. Miembros hay con notable bagaje profesional e intelectual que debieran poner coto a esta situación. No quisiera creer que ser miembro de la RSEAPT sea sólo objeto de figurar en el currículo de cada cual o en la tarjeta de visita.