Mi hijo cuando estudió en París salía por la zona de la masacre: Republique y el canal Saint Martin. Muchos asesinados eran jóvenes como él, con toda la vida por delante. Por qué tenían que morir escuchando música. ¿Porque Francia bombardea la barbarie en Siria?, como concluiría esa izquierda rupestre española con un mecanicismo más chato aún que el del s. XVIII francés. Aparte del ínfimo nivel intelectual -el neonazi más gañán es un filósofo- de la paleoizquierda, deshumanizada y guiada por su gran activo de odio, olvida que estos mismos terroristas son los que en Siria han tratado de exterminar a cristianos caldeos, yazidíes, kurdos, chiíes. Además de quemar personas vivas, degollar reporteros y cooperantes, fusilar niños. El odio de esta izquierda marginal es el único activo que tiene. No tienen nada nuevo que proponer, y se apoyan en los enemigos encarnizados de Occidente. Solo hay odio, una solidaridad de odios contra Occidente, que no es un concepto, sino una realidad conformada por sociedades abiertas, plurales y complejas.

Claro que hay que distinguir entre la religión del Islam y el yihadismo. Contaba Octavio Paz, embajador de México en la India, que los británicos en siglos no habían convertido ni un solo indio al anglicanismo, pocas décadas de presencia árabe bastaron para que millones fueran musulmanes.

Imaginemos que un grupo fundamentalista cristiano empieza asesinar musulmanes, judíos o hindúes en Europa, pero, no conforme con ello, envían a Túnez, Egipto o Jordania suicidas para seguir asesinando. Se esperaría de Europa alguna reacción social, política, religiosa, categórica y masiva o buscaríamos causas estúpidas para comprenderlo evitando condenas sin paliativos. La sociedad musulmana todavía no ha dado muestras de rechazo incondicional al terror, que es de humanidad no de religión, que también. Es más fácil el victimismo y resentimiento.

Cuando las guerras de Irak me hice un planteamiento que todavía no he oído a nadie. Si yo fuera iraquí, el responsable exclusivo de las guerras sería mi presidente Sadam Husein, que tuvo completamente en sus manos disipar cualquier duda y no crear equívocos y motivos para la guerra. Por si convenzo a alguien: los iraquíes también pueden ser considerados mayores de edad y responsables.

Después, en contra de todos los grandes pensadores que habían reflexionado sobre el ser humano, aparece Zapatero (tan poco dotado como inculto) con su optimismo antropológico -alguien le contaría algo de Rousseau-. Muchos españoles le creyeron todo. Con "buenismo" y buen rollo se podía lograr un mundo utópico. Olvidaron los kalashnikov.