Dice un viejo chascarrillo que el error de los tinerfeños fue no dejar entrar al almirante Nelson y haber dejado salir al general Franco. Lo que tiene la historia es que, aunque se puede interpretar, es muy difícil de cambiar. Ayer demolió el Cabildo una especie de monumento de escaso valor arquitectónico ubicado en Las Raíces en recuerdo de la reunión de militares previa al levantamiento contra la República. El lugar estaba convertido en una especie de vertedero pintarrajeado, así que poca polémica debiera despertar que se despeje el monte. Solo una nota: más útil que ajustar cuentas retroactivas con la historia, puede ser una política de ayudas a las familias a localizar los restos de sus desaparecidos y compensar los daños, que se puedan, de viejas represalias.