Durante el pleno extraordinario del pasado jueves, participamos de esas vivencias prácticas que ningún docente podría reproducir en un aula, aún pretendiéndolo. Sin duda, de esas necesarias experiencias que se acumulan y conforman el conocimiento vital de cada uno de nosotros. Es, precisamente, la formación práctica el tema de mi reflexión de hoy.

El debate en el pleno sobre la moción sobre el apoyo a los estudiantes de la Universidad de La Laguna nos dio la oportunidad para constatar la enorme confusión que, sobre esta realidad, tienen quienes la presentaron y defendieron. Su principal propuesta se basaba en sustituir los contratos laborales de los trabajadores que prestan los servicios de apoyo en las actividades extraescolares, educativas y deportivas, por alumnos y alumnas universitarias bajo la modalidad de becas. Según este planteamiento, el nivel formativo y de especialización de los titulados y tituladas universitarios que desarrollan la responsabilidad de esta actividad es prescindible e innecesaria, y a la vez se produciría un evidente ahorro de costes para la administración pública.

La enmienda que presentó el grupo de Coalición Canaria abogaba, al contrario, por la defensa de estos puestos de trabajo y advertía de la ilegalidad de sustituir contratos laborales por alumnos y alumnas becados, en programas de naturaleza formativa, profesionalizante, temporal y con la exigencia de una autorización permanente por parte de profesionales.

Argumentaba, además, la endémica baja contratación de titulados y tituladas universitarias en empresas canarias, estando nuestra comunidad en la cola de este indicador y concluía la necesidad de consolidar y hacer crecer este aspecto clave de la innovación empresarial.

La confusión fue máxima cuando, en defensa de la moción, ya no se hablaba de alumnos, sino de recién titulados, y sobraba la empresa privada, la intermediaria, instando al Ayuntamiento a que asumiera el servicio y no usara la contratación externa.

Justo este viernes, la prensa recogía una buena noticia: las universidades canarias serían receptoras de fondos del IGTE para el desarrollo de planes de empleo y fomento de la inserción laboral entre los alumnos y egresados. El rector de la Universidad de La Laguna recogía con mucho acierto un dato que nos llena de esperanza: "El nivel de inserción laboral de los programas de becas formativas de egresados supera el 60%".

Y tranquilidad, al saber que esos titulados y tituladas tendrán una oportunidad aquí, en Canarias, asumiendo el compromiso de liderar la diversificación y crecimiento económico de nuestra tierra. A propósito, inserción en empresas privadas, no en la administración pública.

Precisamente, de entre las propuestas de la enmienda de Coalición Canaria a la moción, que fue rechazada por toda la oposición, instaba a fomentar, entre las empresas que contrataran con el Ayuntamiento de La Laguna, la puesta en marcha de planes formativos de inserción laboral, para alumnos y titulados, como estrategia y compromiso de responsabilidad social.

Una oportunidad perdida que ya está en marcha en otras administraciones públicas y que se alinea en la apuesta desde las universidades canarias por incrementar la presencia de titulados en las empresas de nuestras islas.

Lo que aprendimos fue que el verdadero interés de la oposición a través de esta moción no era apoyar a los alumnos o titulados universitarios, sino imponer la vieja política, tan inútil para los ciudadanos.

*Alcalde de San Cristóbal de La Laguna

@josealbertodd