Siempre he sentido mucha curiosidad por las circunstancias en que los palmeros dejaban su isla y emigraban a Cuba en busca de fortuna y mejor vida, en general retornando cuando conseguían riqueza, si bien algunos no regresaron y de otros nunca se supo. Afortunadamente, en el caso de mis dos abuelos, el paterno de San Isidro y el materno de Botazo, barrios del municipio de Breña Alta, trabajadores del cultivo del tabaco en Cabaiguán, regresaron, se casaron, construyeron sus casas y tuvieron muchos hijos, de los que tres por parte de mi madre viven en La Palma, motivo principal por el que me acerco a visitarlos regularmente, siendo una de nuestras conversaciones la emigración de mi abuelo a Cuba. Cuando el indiano, que así se llamaba al emigrante a su regreso, volvía con sus sueños de fortuna realizados y constatados, el muelle de Santa Cruz de la Palma los agasajaba con una gran fiesta al tiempo que se indagaba la fortuna que traía y despertaba simpatía por las señoritas solteras. Y como no podía suceder de otra manera, la picardía y el humor palmero organizó la parodia de un desfile de indianos durante el Carnaval de la década de 1920, consolidándose en 1966 como uno de los actos, no el único, del Carnaval de Santa Cruz de la Palma. La fiesta de la peluca el viernes desde el mediodía fue un éxito total este año, pero el día de los embajadores y parrandas estuvo flojo, pendiente de mejorar el próximo año.

Conviene matizar, en contra de la creencia popular, que la tradición de empolvar es muy anterior y nada tiene que ver con el desembarco de los indianos, y de hecho se practica durante todo el Carnaval y en los demás pueblos de la Isla, destacando en un día concreto en Los Llanos de Aridane, donde hace unos años estaba yo tan tranquilo de tertulia en el kiosco de la plaza, y de repente, sin tiempo a reaccionar, me dejaron blanco perdido. Las raíces de la costumbre de los polvos tienen que ver con los rituales cubanos de blanquearse la piel, si bien no se puede ignorar que en ocasiones cuando un barco procedente de América llegaba a puerto se empolvaba a los pasajeros para prevenir la transmisión de enfermedades tropicales, y lo que sí está descartada es la leyenda no demostrada documentalmente del uso ocasional de harina estropeada depositada en el muelle tras su desembarco.

En la década de los 80, el ingenio y humor socarrón de los palmeros une las tradiciones de los polvos con el desfile de los indianos, y desde entonces el lunes se convierte en la parte principal de los carnavales, con cada vez más seguidores y visitantes, de tal forma que actualmente el uso de los blancos polvos de talco el lunes de carnaval identifica y da fama al día de Los Indianos, convirtiendo por momentos a la capital palmera en una auténtica nube de polvo. Y eso sí, cada año los indianos e indianas se esmeran más en vestir de época, con trajes, sombreros y pamelas elegantes, mostrar sus joyas, puros, relojes, pesos cubanos y maletas, y tanto en la calle como en las sociedades la música cubana no cesa día y noche hasta el amanecer.

En Santa Cruz de Tenerife, el entierro de la sardina del miércoles de ceniza, sobre el que cada vez se oyen más voces para llamarlo entierro del chicharro, va a más, con mejores ocurrencias y parodias y vestimenta de los carnavaleros y carnavaleras, siendo esta vez más rápido que otros años, fundiéndose el llanto y las caídas simuladas con el buen humor y los disfraces de viudas, curas, monjas, obispos, el mismo papa y hasta Pepe Benavente, aunque creo que ha sido un error excluir los rezos de los personajes del Carnaval en la quema de la sardina, lo mismo que lo fue, y muy grave, impedirles su tradicional saludo por el escenario en la Gala de elección de la Reina del Carnaval, que por lo demás considero que ha sido de las mejores galas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, que hoy domingo de Piñata dice adiós hasta el próximo año.

@JVGBethencourt

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