Aunque eran sus lectores más fieles, a J. R. R. Tolkien no le agradaban los "hippies". El famoso autor de la contracultura de los años sesenta Kurt Vonnegut, con apariencia de vagabundo refinado que gritaba al sistema, era un mentiroso que jugaba a ser un peligroso iconoclasta. Su apariencia desaseada solo fue parte de una campaña para no ser despreciado por sus seguidores porque temía que, si sus lectores se enteraban de que a quien leían en realidad era un pijo de la clase alta norteamericana, sus libros no se venderían.

La lucha por suplantar la identidad del inconformista a tiempo parcial no es solo patrimonio de la literatura y el arte. A manera de síndrome de Estocolmo, se ha extendido en la política, gracias al placer que supone jugar a ser el que nunca serás, una vieja táctica de seducción que puede llegar a rozar el patetismo. Hemos visto al PSOE defendiendo las consultas autonómicas, al PP ofreciendo una renta básica de emancipación y a Podemos haciendo un guiño al papel de las unidades de intervención de la Guardia Civil.

Canarias no escapa al carnaval de los iconoclastas, y para una cita de esa envergadura las elecciones del 24 de mayo del año pasado pusieron de manifiesto que hasta los partidos políticos proyectan las carnestolendas patrias al exterior. El PSOE canario propuso (en una información del periódico "Expansión") la "expropiación temporal a bancos e inmobiliarias con desahucios inminentes, haciéndolos partícipes de parte del costo social que esto genera", exactamente lo mismo que una medida de Izquierda Unida en Andalucía. También causa rubor que los socialistas reclamaran bajar el Impuesto sobre el Patrimonio en Canarias cuando en Ferraz se apostó por aumentarlo.

El arte de birlibirloque en la política sigue dando ejemplos válidos para el anecdotario regional. Tal es así que, mientras el PP nacional satanizó la renta básica de emancipación que aprobó Zapatero, la hemeroteca recuerda que los populares canarios se comprometieron en su momento a promover el acceso a la vivienda en alquiler mediante bonificación económica para jóvenes que se emancipan.

Cuando le toca el turno a CC, las cosas se ven de otro color. Son capaces de entonar el mismo verbo del campesino o del empresario, tanto bailan un tango como un sorondongo, tanto te prometen el idilio con las renovables que te priman la Ley del Suelo. Fíjense, aquí tenemos ayuntamientos que compran parcelas que son municipales, se hacen planes de ordenación a la medida de empresarios influyentes dispuestos a dar el pelotazo y también aquí hay gente que tiene que aguantar el discurso complaciente de la clase política con los más desfavorecidos, mientras que existen familias que sobreviven con 186 euros y Fernando Clavijo reconoce que "se pasa hambre en el Archipiélago". Sin embargo, de forma extraña, aparecen casos insólitos como el del concejal socialista en el Ayuntamiento de Valverde que renuncia al "no aportar nada a la política municipal"; hasta el momento no se ha podido confirmar que se trate de un virus contagioso.

En "Casablanca" nunca se pronunció la legendaria frase "tócala otra vez, Sam"; en el Parlamento canario tampoco se hace todo lo que se dice. Al fin y al cabo, todo tiene su parte cinematográfica.

@LuisfeblesC