El cronista ha recordado, hace tan sólo un par de semanas, aquel 23 de febrero de hace treinta y cinco años -¡ parece que fue ayer!, como suele decir la gente de edad- que mantuvo en vilo a toda España cuando se produjo aquella inesperada entrada en el Congreso de los Diputados de un guardia civil, Antonio Tejero, bigotudo, pistola en mano y ademanes violentos, gritando aquello de "¡todo el mundo al suelo!". Claro que el hecho paralizó, en ese momento, la investidura de Calvo Sotelo como presidente del país y, como no podía ser de otra manera, la incredulidad de los ciudadanos era mayúscula porque apostaron por una democracia que aún era joven.

-Sí, señor cronista, pero no se olvide usted de que mucha gente añoraba el régimen anterior y no aceptaba el sistema democrático. Aquello fue un asalto armado al Congreso.

-Sí, sí... Nostálgicos había; ¡cuántas veces se les oía decir a muchos "hay ruido de sables", "intranquilidad en los cuarteles" con cierta satisfacción.

-Ahí está, la prueba es que militares de alta graduación, caso de Alfonso Armada, Jaime Milans del Boch, etc., tantos otros, estaban en el ajo. Y, por cierto, también civiles, como recordará. Aunque, a juicio de historiadores y expertos, la trama civil no fue suficientemente investigada.

-Pues hablaba de esto, amigo, porque lo han recordado todos los medios. Se repitieron estos días las escenas en televisión, tertulias de radio y TV, fotos y comentarios, columnistas en los periódicos; en fin, reflexiones sobre aquella triste jornada y la respuesta, en días siguientes, con manifestaciones callejeras en pueblos y ciudades respaldando la democracia en España.

-Todavía guardo, señor cronista, aquella foto de los manifestantes en Tenerife, por la plaza de La Paz, al lado del cine Víctor que...

-¡Yo estaba ahí, con otros muchos políticos y ciudadanos! (Es una voz femenina la que se ha acercado).

-¿ Usted...? ¡Y era diputada! ¿A que sí? Usted es María Dolores... María Dolores...

-Pelayo, María Dolores Pelayo, señor. Y les oí hablar de ese momento, y de esa foto que yo también conservo.

-Señora, recuerdo aquella enorme sábana, pancarta, o como se llame, con unas enormes letras, y un lema...

-Sí, sí, claro, decía: "POR LA LIBERTAD, LA DEMOCRACIA Y LA CONSTITUCIÓN".

-¿Me permiten que me inmiscuya en su conversación? Les estoy oyendo, y como vengo de la radio, que me han hecho una entrevista, llevé la foto en el bolsillo para recordar mejor el momento.

-¡Hola, Juan Julio!

-¡Hola, María Dolores! ¡Vean, vean...!

-En primera fila, la señora Pelayo, Alfonso Soriano y Juan Julio Fernández, Néstor Padrón, Acenk Galván, que vino de la isla de La Palma... ¡Qué recuerdos, dios!

-...Hay dos locutores delante, transmitiendo, que tapan la cabeza de algunos participantes ¡Una pena!

-Juan Julio Fernández, tercia: "El locutor barbudo, micrófono en ristre, es Carmelo Rivero entrevistándonos para Radio Club Tenerife".

-Sin duda, una foto histórica con muchos recuerdos, ¿verdad?

-¡Y tanto! Estábamos ese día en el Congreso y lo vivimos, incluso con cierto miedo y angustia porque no se sabía lo que podía pasar.

-¿Recuerdan que a nuestro lado estaba Fernando Sagaseta, diputado por Gran Canaria, que lo tuvo que atender una doctora?

-¡Y tanto! Varios disparos que dieron en el techo hicieron caer restos de pared y cal y cayó encima de nosotros. ¡Pregúntale a Zenón, que también estaba allí y me lo recordaba ayer!

-Una pregunta, a los dos.

-Diga, señor cronista.

En estos días han salido libros sobre el asalto al Congreso y la implicación del general Armada, asesor del rey, don Juan Carlos, y se dicen cosas que...

-(Casi a la vez los dos exdiputados). ¡Ya sé por dónde va! ¡Son habladurías! ¡Ni de broma!...

-O sea, que el Rey no sabía nada de la trama.

-¡En absoluto!

-Bueno, pues el caso es que fue una tarde que cuando estaba oyendo a mi amigo Fernando Argenta por Radio Nacional, de repente se corta de golpe (caramba, nunca mejor dicho lo de golpe, je, je) su programa "Clásicos Populares" y empiezan a sonar marchas militares, una detrás de otra; me quedé "gelatto".

-Seguro que dijo "¡aquí pasa algo!", ¿verdad? Eso fue lo que pensaron muchísimos oyentes en todo el país.

-¡Claro! Como que el Ejército había tomado Prado del Rey y le obligaron a Fernando Castedo y a Eduardo Sotillos, entonces dirigentes de RTVE y RNE, respectivamente, a radiar marchas e himnos del Ejército.

-Bueno, señores, pero a mí me quedan dos dudas.

-A ver, diga.

-¿Quién era el elefante blanco ("militar, por supuesto" en palabras de Tejero)?

-¿Y la otra duda?

-La otra, cuando Tejero les avisa a los suyos "¡cuidado, no le vayan a dar con un disparo a alguno de los nuestros!". ¿A qué "nuestros"? ¿A qué diputados se refería?

-El Elefante Blanco seguro que era Armada... De lo otro... Cualquiera sabe.

-Pues a mí me sigue quedando esa duda; "cuidado con los nuestros".

-¡Señores!, digamos todos a una, como en aquel momento que recoge la foto:

-¡POR LA LIBERTAD, LA DEMOCRACIA Y LA CONSTITUCIÓN !

-Y así, como una sola voz, así sonó, hace unos días, en un lugar de Santa Cruz. Y la Radio como testigo.

-Igual que aquella "noche de los transistores".