Alexander Herzen fue un socialista revolucionario más que un populista, lo que en la Rusia del s. XIX fue un verdadero movimiento. Herzen era un pluralista (frente a monistas) en la distinción de Isaiah Berlin. Eterno exiliado, amigo de Marx y Bakunin, representa los valores democráticos y liberales de izquierda. El equilibrio inestable entre libertad e igualdad.

Todo lo contrario a lo que ocurre con la izquierda extrema española. Podemos es el precipitado en parte de la crisis de la socialdemocracia y la izquierda en general. No encontraremos en toda la historia un caso de corrupción política tan anticipada; estos estudiosos de Políticas llegaron con todos los signos y cuentas bancarias de la corrupción: becas fraudulentas y negocios más que oscuros al servicio de totalitarismos populistas y teocracias sanguinarias. La singularidad moral de Podemos es que estos aparecen con las prácticas de corrupción ya hechas. Las traen en las mochilas, aunque tengan que ir corriendo a Hacienda a declarar lo que habían ocultado. Iban a dimitir en caso de condena judicial, caso Rita Maestre y tampoco lo hacen. Estaban contra la casta pero identificándose con las máximas y restringidas castas en concentración de poder totalitario.

Nada más alcanzado el poder, ya se ha visto cómo han colocado parejas, familiares, conmilitones, y su sed de poder real, en el más puro sentido leninista: Defensa, CNI, controles sobre prensa y televisiones (estatalizadas), ¡lealtades institucionales al Gobierno! El centralismo democrático (Lenin bis) se ha visto con el golpe de mano de Iglesias dentro del partido. Lenin en lugar del Gramsci que reivindican, teórico de la hegemonía por el consenso. Por cierto, su apetencia extrema de los órganos del poder efectivo, ninguno tenía relación con los derechos sociales.

Si hay una incompatibilidad de la izquierda totalitaria y populista es la libertad de los individuos, no saben nada más que prohibir, de los toros a la semana santa (lo intentan), incluso grandes obras públicas, privadas, negocios. Son la antítesis del "prohibido prohibir". Su listado de pecados y vicios humanos a erradicar no es menor que el de la Iglesia anterior al Concilio Vaticano II. Delirio de estos activistas que suelen ser muy poco ilustrados, dogmáticos, monistas y simples. De tales características surgen las fantasías pedagógicas, creen que nos pueden educar ¡ellos!, y que las madres limpien los colegios, los jóvenes las calles y demás genialidades macroeconómicas. Nuestros activistas unen al simplismo monista el sectarismo, el odio y el exhibicionismo más cretino. Lo opuesto a Médicos sin Fronteras, Greenpeace, etc.