Cada vez que los empresarios hablamos de la imposibilidad de crear empleos fijos, alguien pone el grito en el cielo y comienza un calvario de comentarios y críticas destructivas que no son proporcionales al debate propuesto, pues todo tiene una explicación y los debates deben sostenerse desde el respeto, aunque discrepemos.

El concepto de empleado fijo solo existe, y puede existir, tan solo en las administraciones públicas; los empresarios podemos crear puestos indefinidos, pero siempre vinculados a la vida de la empresa. Nunca más allá.

Hoy tienes una idea que conviertes en empresa y la vida media de esta empresa no va más allá de 5 o 10 años, pues entre la competencia, los cambios de hábito de los consumidores y la mayor obsolescencia de las empresas, cualquier trabajador puede quedarse sin empleo indefinido al mismo tiempo, pasando por un paro coyuntural a la búsqueda de otro trabajo, o caer bajo la tutela del Estado en épocas de recesión o crisis, mientras se recupera un nuevo tejido empresarial que dé cabida a un nuevo empleo.

Además, los empresarios sostenemos puestos de trabajo y no trabajadores concretos, y eso es lo que permite que en Canarias, por ejemplo, se sostengan 650.000 puestos de trabajo en el sector privado que mantienen a casi 2.100.000 canarios.

No se trata de ver la botella medio vacía o medio llena, es que está llena de empleo generado por los empresarios. Lo demás es un debate para desviar el verdadero problema, que es cómo administrar el presupuesto público, engordado con nuestros impuestos de manera eficaz.