Para los que no estamos metidos en el mundo del turismo el nombre que da título a este artículo poco o nada nos dice. Sin embargo, se trata de una de las empresas más importantes del mundo que se dedican a la publicación de guías turísticas; seguro que muchos de mis lectores han tenido en sus manos algunas de ellas. Su prestigio, desde que se fundó en Melbourne, Australia, allá por los años setenta del pasado siglo, está asentado en su seriedad y escrupulosidad a la hora de analizar los destinos que aconseja a sus clientes, circunstancias estas que fueron el norte y guía de sus fundadores. Posteriormente, estos vendieron en 2007 el 75% de la empresa a la BBC británica, y luego, en 2011, el 25% restante, algo que es conveniente resaltar para comprender la importancia de su peso en el sector de los viajes a nivel mundial. Además, fue la primera entidad de ese sector que intuyó el auge que estaba llamado a tener el senderismo, también llamados viajes de "mochileros", en lo que acertó plenamente.

En efecto, desde que hace ya bastantes años la clase trabajadora logró las ansiadas vacaciones anuales y el turismo tomó carta de naturaleza -no olvidemos nunca que nuestro Puerto de la Cruz fue pionero, al menos en España-, poco a poco todos nos hemos ido convenciendo de que cambiar de ambiente, modificar la rutina diaria, encontrarnos con gente que vive en otros lugares, es verdaderamente necesario para ver la vida de otra forma y no como un castigo que nos obliga a trabajar sin descanso. Creo que la industrialización ha sido la causante de los cambios que han modificado nuestros hábitos. El menor tiempo que precisa la fabricación de los objetos que hoy día mediatizan nuestra vida, la mecanización de las labores agrícolas, la introducción de Internet, etc., nos ha permitido disponer de esos días de descanso que tanto añoramos, sobre todo cuando llega el tórrido verano. Por todo ello resultaba imprescindible la publicación de guías turísticas que contasen con la información imprescindible para que los viajeros supiesen, aunque fuese de forma somera, qué era conveniente visitar en los países elegidos para sus períodos vacacionales.

Todos sabemos -porque lo hemos experimentado en nuestro trabajo- lo difícil que resulta "introducir" un producto nuevo, y la guía turística lo era. Pero tuvo éxito nada más publicarse los primeros ejemplares: eso de ir a Roma, por ejemplo, y saber de entrada qué lugares era recomendable visitar resultaba algo digno de que contase con el favor del público, y en el caso de Lonely Planet su iniciativa con él.

Todo lo anterior viene a cuento para constatar que la empresa mencionada no es una cualquiera de las que en la actualidad se dedican al mismo negocio. Oportunamente publica en las revistas consejos y recomendaciones que sus usuarios le solicitan, pudiendo afirmarse que, como suele decirse, "no se casan con nadie". Con ella no valen las recomendaciones, eso de que publiquen comentarios sobre algún lugar cuya certeza no pueda ser comprobada, lo cual confirma su prestigio en el mundo del turismo. Por eso me ha sorprendido agradablemente leer que entre los diez lugares que recomienda para este verano, etiquetados como tranquilos y alejados del mundanal ruido, ha incluido a dos españoles: una zona de Extremadura y la costa este de Tenerife, la que nosotros llamamos el norte, con una espléndida fotografía de los Roques de Anaga. Ni el Puerto de la Cruz, ni Las Américas, ni el Teide... Según Lonely Planet se trata de un lugar paradisíaco, para "patearlo" y disfrutarlo. Y nosotros apenas lo promocionamos...