Dicen que la grandeza de las personas está en los pequeños detalles. No sé si es enteramente cierto, pero me he acostumbrado a vivir con los ojos abiertos para poder leer el sentido de las cosas. Porque me he dado cuenta -y lo he dicho más de una vez- que unas palabras de nuestros hijos, la frase de una persona anónima en cualquier esquina de nuestros pueblos o una simple mirada a veces nos enseñan más que mil discursos.

Los farmacéuticos de Canarias decidieron esta semana, en votación, rechazar la fusión con el grupo nacional Bidafarma, una nueva entidad nacional de distribución de medicamentos que se quedará sin la presencia de las dos grandes cooperativas de Canarias, Cofarca y Cofarte. Lo que se votó en contra por el 70% de los farmacéuticos canarios era la integración en una cooperativa de segundo nivel con Andalucía. Una decisión que parece un pequeño detalle, pero que es mucho más.

Si ha seguido usted leyendo hasta aquí podría preguntarse ¿y eso a mí que me importa? Pues mucho. Las farmacias canarias han demostrado con esta votación su voluntad de seguir contando con la mayor autonomía de decisión, renunciando a pertenecer a una estructura mucho más poderosa, pero cuyo centro directivo estaría fuera de Canarias y también, de alguna manera, creo que han reforzado su compromiso con las islas.

Que la gran mayoría de los farmacéuticos hayan defendido su autonomía frente a la fusión en un grupo mayor es una decisión que, sobre todo, me parece valiente; supone arriesgarse a seguir autónomos, quizás más frágiles en relación con los problemas que puedan venir de fuera. Es una decisión difícil, y por eso entiendo también que haya habido mucha reflexión, debate y que algunos farmacéuticos hayan decidido apostar por integrarse en un grupo mayor. Que los centros de decisión de la distribución farmacéutica de las islas estuvieran en Andalucía -donde ya se radican algunas direcciones de importantes empresas que zonifican el sur de España integrando nuestra comunidad con la andaluza- supone obviar que la realidad de nuestro territorio es muy diferente a la que presenta la España continental.

El artículo podría terminar aquí (sería uno de los más cortos que he escrito en este periódico), pero creo que estoy en la obligación de decir algunas cosas más.

Las farmacias de las Islas han sido durante los años de la crisis uno de los pilares sobre los que se ha sostenido el sistema de salud en nuestra tierra. Durante este tiempo de recortes y de crisis, las deudas del sistema de salud con las farmacias se incrementaron hasta llegar a niveles tan preocupantes que a muchos farmacéuticos se les puso en situación de riesgo de cierre. Sin embargo, a ningún enfermo le ha faltado un medicamento. Con un compromiso que tal vez haya sido poco valorado -y que ha pasado muy desapercibido- las farmacias adelantaban los medicamentos con cargo a sus propios fondos y en beneficio de los enfermos, mientras esperaban por meses y meses a que les fueran abonados por el sistema sanitario.

En el año 2013, por ejemplo, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias comunicó a los farmacéuticos que se había quedado sin liquidez presupuestaria para afrontar los abonos de las recetas de varias mensualidades del año, por lo que debía trasladar el pago al año siguiente. Supongo que sería una decisión inevitable. Y las farmacias aguantaron. Y lo mismo volvió a ocurrir en el año 2014. Y las farmacias volvieron a resistir hasta que al año siguiente -el pasado año- se les abonaron los más de sesenta millones que venían arrastrados del ejercicio anterior.

Creo que a los valientes hay que acompañarlos y que la administración sanitaria debería tomar buena nota de este compromiso que ha tenido la distribución farmacéutica con las islas estando comprometidos también con ellos. Las cooperativas farmacéuticas son un instrumento muy adecuado para seguir reforzando nuestro sistema de salud y merecen todo nuestro apoyo, por lo que son y por lo que han demostrado que pueden ser. Las crisis siempre dejan víctimas, pero hoy ante la sociedad canaria y tinerfeña las farmacias y su distribución son más fuertes.

Permítanme que aplauda a los farmacéuticos de Tenerife por ser valientes, por apostar por esta tierra y por la callada labor que han hecho en estos años difíciles de la crisis, donde también han arrimado el hombro, como tantos otros, para ayudarnos a todos.

*Presidente del Cabildo de Tenerife