Hay empresas que tienen una dimensión económica superior a estados no precisamente raquíticos. El problema de la globalización es que la economía se organiza y funciona de forma supraestatal. Es un fenómeno nuevo, pero que altera todos los marcos conceptuales y de comprensión que ha fijado nuestro inconsciente. Las unidades políticas regionales, como la UE, tratan de concentrar poder político y financiero para contrarrestar la movilidad irrestricta de las grandes empresas. El mercado es uno y mundial; es imposible acotar problemas y soluciones. Parece muy obvio, ¿no? Pues en absoluto.

De los antecedentes de la globalización ya hablaron Lenin ("El imperialismo, fase superior del capitalismo") y, hace solo 25 años, Wallerstein con el sistema-mundo. Da igual, la izquierda actual no solo ignora esas referencias, sino a su generación anterior. En desentimientos puros y ejemplarmente ética, parroquial, hipócritamente sufriente con su Libro Rojo: "¡No!". Tuve el goce de ver un debate entre Junqueras de ERC y Borrell, en que este desangró al separatista. Otro mundo. Viendo a Borrell y otros exdirigentes socialistas, no te explicas el actual inframundo socialista si no es por la reordenación planetaria del estadista Zapatero y la desdignificación de la política. Un sistema de levas por selección negativa. No hace falta más que oír a los papagayos al ras estremecedor del pensamiento pancarta sindical. Dado el nivel, ha de actuarse a espaldas de cualquier condicionante de la globalización. De forma que si disminuye el desempleo, por fin tienen materia de análisis en su secarral de ideas vagas, manejos y tanteos sobre economía y política. Por lo que el crecimiento de empleo -no perciben nexo entre cotizaciones y estado de bienestar- les sume en depresiones, se vuelven economistas sindicalistas y se sienten insultados por la precariedad laboral. La perversidad genética (Satanás/Franco) de la derecha les ha convertido en éticos ejemplarizantes; su exclusivo activo "político": esa ficción. Una nueva dialéctica histórica. No conciben la incorporación de continentes enteros a la producción. La precariedad se terminaba en seco, sacando del mercado mundial a tanto perturbador.

La izquierda posee como único horizonte su fe en la economía doméstica, en un chiringuito, y la estrategia del ¡nunca!; pero han aparecido otros ausentes y fraccionalistas como ellos: los activistas de lo exiguo y lateral. Los expertos en pequeños saberes-isla. De asfalto, no bibliotecas; expertos en desahucios, desnutrición variable, anticlericalismo nudista, movimiento social: "nosotros mismos", animales, tradiciones idiotizadas, naturismo, autorregulación vecinal, limpieza de colillas, limpieza colegial por madres, prohibiciones... La globalización tiene sus días contados.