Hace unos días leí una carta al director en el EL DÍA en la que hablaba de que le van a poner el nombre de una calle de La Laguna al ingeniero italiano Leonardo Torriani, autor entre otras muchas cosas del primer plano conocido de esa ciudad, que contribuyó a la declaración de la misma como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, lo cual parece de todo punto lógico y no se comprende cómo no se había hecho antes. Pero a continuación el Sr. González da la opinión de que Torriani, según su obra "Descripción e historia del reino de las Islas Canarias, antes afortunadas", califica a sus habitantes como sigue: los de Lanzarote, ¿asesinos?; los de Fuerteventura , indolentes; los de G. Canaria, mentirosos; los de La Gomera, traidores; los de El Hierro, toscos; los de La Palma, vanidosos, y los de Tenerife, ingratos. No recuerdo haber leído esa obra y me supongo que será cierto lo que dice la carta al director. Desde luego, en más de una ocasión en mis artículos he hecho referencia a la ingratitud de algunos pueblos con sus figuras más preclaras, refiriéndome en la mayoría de los casos a Tenerife. Los casos del Hermano Pedro, de San José de Anchieta, de Agustín de Betancourt y familia, de Antonio Miguel Gutiérrez, de García Escámez... son notorios.

Hoy voy a referirme a una de esas figuras fundamentales en el devenir de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, a quien se le debe, entre otras muchas cosas, el título de ciudad y el escudo glorioso de la misma, que muy pocas ciudades ostentan. Se trata, por supuesto, de Antonio Miguel Gutiérrez González Varona, que el pasado 8 de mayo se cumplió el 287 aniversario de su nacimiento en 1729 en Aranda de Duero (Burgos), y que falleció el 14 de mayo, a las tres de la tarde, en Santa Cruz de Tenerife, estando enterrado en la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, en la capilla del Apóstol Santiago.

Cada año, el 25 de julio, día del Apóstol Santiago, se coloca una corona de flores en su recuerdo. Hasta aquí bien. El ayuntamiento le dedicó una calle, pequeña en comparación con la dedicada al gran derrotado, el contralmirante Nelson, que amenazó a la ciudad con incendiarla si no se rendía a su ataque en 1797, y con motivo del bicentenario de su muerte, un "pequeño" busto.

Fue un hombre dedicado totalmente a la milicia y muy religioso. Hijo del que fue coronel de Milicias de Burgos José Gutiérrez, quien el 7 de julio de 1736 alistó a su primogénito, Antonio Miguel, con siete años, en el Regimiento de la Milicia Provincial de Burgos. Con 14 años, en 1743, fue llamado a participar en la guerra contra Italia. Con 17 años, en 1746, ascendió a capitán y sirvió como ayudante de campo al teniente general, comandante general de las tropas españolas del ducado de Saboya. El 20 de octubre de 1750 se le dio el mando de la Compañía de Granaderos Provinciales de Betanzos, interviniendo en la expulsión de los enemigos de la Provenza y de la montaña de Castelano (Niza), y en el sitio y toma de Ventanilla. El 19 de mayo de 1753, obtuvo el empleo de teniente del ejército regular, en el Regimiento de Infantería Mallorca, de guarnición en Barcelona, y tres años después ascendió a capitán. En 1756 el regimiento se instala en Zaragoza, poco después en San Sebastián y posteriormente en La Coruña, donde en 1761, con 32 años, es nombrado sargento mayor (equivalente a comandante). Estos son los inicios en el ejército del que luego sería teniente general y comandante general de las Islas Canarias.

El Regimiento Mallorca es llevado a Buenos Aires en 1765. En estos años de permanencia en América obtiene la graduación de teniente coronel y es cuando interviene como comandante de las fuerzas de desembarco en 1770 en la expulsión de los ingleses de la Gran Malvina, (Puerto Egmont). Después de algunos avatares y destinos, en 1775 es destinado como teniente coronel al Regimiento Inmemorial del Rey, el más antiguo de Europa. El regimiento tomó parte en la expedición a Argelia, en el desembarco, peleando con gran bizarría, con numerosos muertos y heridos; Gutiérrez es herido gravemente en la cabeza. En 1777 es nombrado coronel del Regimiento de Infantería de África, que se encontraba en Orán, donde en 1781 es ascendido a brigadier, continuando en el mismo destino. Entre 1779 y 1783, Gutiérrez se halla en el bloqueo y sitio de Gibraltar; hay informaciones contrapuestas de si Gutiérrez participó en la reconquista de Menorca. Sin embargo, en 1783 fue nombrado comandante militar de la isla y gobernador de Mahon. El 12 de septiembre ejerció el mando de las Baleares, por licencia de su capitán general. En octubre de 1790 Su Majestad le concedió el empleo de mariscal de campo y le nombró comandante general de las Islas Canarias.

Estos han sido los antecedentes a la victoria sobre Horacio Nelson, tantas veces alabada y conocida y de tanta importancia para el Archipiélago y, en particular, para Santa Cruz.