Podíamos leer el día 3, en este periódico, una magnífica colaboración de don Enrique Martín Braun relatando las vicisitudes de un inversor dispuesto a hacerlo en ese campo. Expone claramente el infructuoso recorrido que este inversor hace por distintas áreas de nuestro ayuntamiento capitalino siendo derivado de uno a otro lado y, por tanto, sin consideración alguna a la persona y a las proposiciones que pretendía hacer.

Es un hecho, como cita el Sr. Martín Braun, el deplorable estado de unas cuantas instalaciones deportivas en barrios de nuestro municipio, por una razón que se adivinaba pero que ha quedado de manifiesto ahora cuando por parte de Patrimonio "confiesan que ignoran si hay dotado presupuesto para el mantenimiento de estas infraestructuras". Siendo yo concejal en nuestro ayuntamiento, y después, he manifestado reiteradamente mi desacuerdo en cuanto a crear una infraestructura , financiarla con recursos públicos y subvenciones de administraciones superiores, hacerse la foto en la inauguración, y no haber considerado la gestión y el mantenimiento de las mismas. El resultado deviene lógico: mal uso, deterioros naturales, vandalismo. Al final, aquel dinero que pretendía ser una inversión en beneficio de la sociedad civil aledaña deviene en gasto puro y duro que sólo benefició a quienes construyeron aquellas instalaciones.

Lamentablemente, esto que ocurre en nuestro municipio también ocurre en algún que otro ayuntamiento de nuestra isla. Recuerdo haberme referido más de una vez a canchas deportivas en Arafo, en tiempo en que gobernaba el Sr. Calzadilla. Instalaciones deportivas, que pretendían ser, proyectadas con detalle y exposición de motivos loable para la formación y convivencia. Proyectos subvencionados en gran medida por el Cabildo y abonada la subvención sin control alguno del carácter finalista de la misma. Todavía quedan vestigios de aquello que nunca llegó a buen fin.

En el infructuoso recorrido del inversor de referencia, tras recorrer cinco concejalías (lo de la ventanilla única, aquí y en otras instituciones, es puro cachondeo) llega a don Dámaso Arteaga y... "con la Iglesia hemos topado, hermano Sancho" (que dijo el insigne personaje de nuestra literatura cervantina a su escudero). Ha pasado más de un año desde que tal concejal se refirió al Pabellón Exterior (pretendida instalación deportiva que da a la calle Eduardo Zamacois cuyo esqueleto de obra sigue tal cual) diciendo que "en dos semanas se definía la titularidad en Cuchillitos de Tristán y Tío Pino para la Escuela de Tenis, que habría de trasladarse allí. Con esto se desbloquearía por fin la continuidad de la obra". Han pasado once años desde que el esqueleto de obra se viene mostrando impertérrito. A lo que se ve, don Dámaso Arteaga también. Alcalde, esto no ha de ser.