A veces damos demasiadas cosas por sentadas y no valoramos lo que no se ve. Por ejemplo... ¿Te gusta tu casa? ¿Qué es lo que más te gusta? ¿Que la cocina es grande? ¿Que el salón es amplio? ¿El tamaño del dormitorio? ¿O quizás tener el privilegio de disponer de un pequeño jardín? Casi siempre nos centramos en el aspecto externo, lo que se ve, olvidando que lo que no se ve es lo que aporta valor al resto. Imagina que tu maravillosa casa está aislada y ningún camino o carretera llega a ella. Piensa en esa cocina que tanto te gusta sin agua corriente. O un salón sin ningún enchufe donde conectar tu cada vez mayor TV. O peor aún... ¡¡¡No tienes conexión wifi ni red 4G!!! De nada nos sirve nuestro flamante nuevo "smartphone" (mis disculpas a la RAE).

El ODS-9 se centra en la construcción de las infraestructuras necesarias para garantizar un acceso adecuado a todos los recursos que deben facilitar la consecución del resto de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para fomentar la industrialización sostenible y fomentar la innovación deben darse antes unos requisitos mínimos vinculados con las infraestructuras básicas.

No es posible dar cumplimiento a los ODS sin unas carreteras que garanticen que todos los recursos llegan a su destino. No podemos asegurar el desarrollo de las economías locales sin un acceso adecuado a la electricidad. Aunque no lo creas, un tercio de la población mundial tiene dificultades para acceder a la electricidad, de las que aproximadamente 1.500 millones no tienen acceso a ningún tipo de servicio de telefonía (y menos aún de internet). En un mundo que decimos cada vez más globalizado, donde la información se erige como la herramienta fundamental para el progreso de los pueblos, no podemos permitir que la mitad del planeta viva incomunicada, mientras la otra mitad sigue creciendo y produciendo (y consumiendo).

La mayoría de países con grandes recursos de materias primas sigue viviendo en la pobreza porque son incapaces de desarrollar una industria donde transformar sus productos. Una inversión responsable y sostenible dotaría a estas regiones de una gran oportunidad para generar empleo, aumentando la productividad.

El papel de las universidades y de las empresas en este ámbito, como en tantos otros, resulta fundamental. Se debe seguir generando y transfiriendo conocimiento, pues los grandes problemas actuales necesitan grandes dosis de investigación y, por qué no, imaginación.

La innovación juega un papel fundamental en el desarrollo de las economías modernas. Por ello uno de los grandes retos es conseguir aumentar la investigación científica y mejorar la capacidad tecnológica de los sectores industriales de todos los países, en particular los países en desarrollo, entre otras cosas fomentando la innovación y aumentando sustancialmente el número de personas que trabajan en el campo de la investigación y el desarrollo. En este sentido, como apunta Airam Rodríguez, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife, "toda optimización de recursos en los tiempos actuales se consigue mayoritariamente por la aplicación de nuevas tecnologías en los procesos productivos, lo que redunda en una mayor eficiencia en la utilización de los recursos, tanto energéticos como de otras materias primas, buscando la sostenibilidad".

Las empresas deben tener como objetivo minimizar el impacto negativo de las operaciones vinculadas con las TIC en el medio ambiente mediante el diseño, fabricación, operación y disposición de equipos y productos relacionados con la informática de una manera respetuosa del medio ambiente, de forma que se reduzca el uso de materiales peligrosos, maximizando la eficiencia energética durante la vida del producto y la promoción de la biodegradabilidad de los productos.

Tanto el sector público como el privado deben aunar esfuerzos en el desarrollo de proyectos encaminados a la creación de infraestructuras sostenibles, con alto impacto social, aprovechando las sinergias que maximizarían la capacidad tecnológica e innovadora de las empresas, al servicio de la sociedad. Para que esto sea posible debe haber una identificación clara de las necesidades de cada región, de forma que se puedan dirigir los esfuerzos de forma coordinada para la consecución de los objetivos. Así, las escuelas con más impacto en la educación en África se están construyendo en internet gracias a la colaboración de muchas empresas de base tecnológica. ¿Un masai con un móvil? Gracias a la construcción de las infraestructuras adecuadas y el desarrollo de las TIC, el acceso a la información en países en desarrollo empieza a ser una realidad. Pero debemos seguir trabajando, queda mucho para alcanzar las metas marcadas en la agenda 2030 de la ONU.

*Profesor de Ética de la Universidad Europea de Canarias