Es enternecedor que Pedro Sánchez y corifeos se encastillen en la negativa a cualquier diálogo o posibilidad de negociación, invocando para ello las "diferencias ideológicas" -de persistir izquierdista hoy, no creo las hubiera apreciado en relación al PP por ninguna parte, sino similitudes esenciales-, con el argumento más etéreo, falso, de pobreza vergonzosa. Dada la parvedad teórica y política del PSOE jugando a oposiciones o confrontaciones como conflictos irresistibles -imposibles en la tradición socialdemócrata- ha de acudir a las teorías de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, padres del populismo posmarxista, que anclan la política en la idea fundamental de confrontación. La ejecutiva del PSOE tiene serios problemas de discernimiento espacio temporal, ni se dan cuenta que es un argumento abstracto y banal del que se sabe desasistido por completo de programas e ideas.

Ese remedo de la Guerra Fría con sus radicales enfrentamientos ideológicos es impensable en las instituciones y funcionamiento de la Unión Europea y menos entre sus fundadores: conservadores, liberales y socialdemócratas. El coro de Ferraz parece ignorar esto, y que gran parte del control del presupuesto lo tiene Bruselas. ¿También tienen diferencias ideológicas con Bruselas? No han dicho nada.

Las grandilocuentes diferencias ideológicas están tan limadas que prácticamente se reducen a cuestiones domésticas sobre ayudas y derechos sociales con los que montar los castillos de naipes políticos. Que casualmente es lo más técnico de todo: solo depende del modo de obtener recursos para lograrlo, o sea, estudiar, proponer y debatirlos. La escolanía de Ferraz parece que tampoco ha oído nada de transversalidad -no han debido escuchar lo que dicen UPyD, Ciudadanos y hasta Podemos-, de achatamiento o irrelevancia de definiciones como izquierda y derecha del s. XVIII, o de vínculos e identidades múltiples en la misma persona, hoy comúnmente aceptado.

La indigencia analítica y crítica del actual PSOE, en fase de desaparición por méritos propios, completa la superficialidad de la divisoria de trinchera ideológica, con la exhortación al PP a que pacte con su espacio natural de la derecha, por identidad semántica no más. ¡Profundidad! Rehúsan indignados que se les diga que negocien, formen oposición o algo, sin reparar que ellos, antes, ya estaban diciendo al PP cuán acotado (fosos y nichos) es el campo político y el mundo. La otra derecha, periférica, separatista, colonizada por los populismos, en un país de predominio centroizquierda (¿esto tampoco lo saben?), sería la que necesariamente serviría a Sánchez para componer con Podemos, si les dejasen, la alternativa al PP.

El PSOE acelera su inmolación.