Una aspirante a canción del verano fue la "Salchipapa", que, aclaro, no es una alusión al santo entresuelo de Jorge Bergoglio, sino un hit cantado -es un decir- por una tal Leticia Sabater. La letra es un prodigio desatado de brillantez semántica en el que destaca un tiki tiki tiki y un taka taka taka que se repiten insistentemente como estribillo.

Lo que la señora con geografía de bombona de butano decorada con platina canta tan acertadamente es un homenaje a lo que ha venido sucediendo entre los políticos en estas últimas semanas. Mucho tiki tiki y mucho taka taka. Pero nada más. Nos fuimos al solajero sin pacto y volvemos sin pacto. Nos fuimos con la sombra de unas nuevas elecciones y avisan de que tendremos urnas con zambomba. Y que la culpa será el PSOE.

Qué quieren que les diga. Yo tenía esperanzas. Pensé que con esto de las vacaciones los incompetentes se irían a la playa y vendrían los becarios, gente de buena voluntad y un espíritu joven capaz de cambiarlo todo. Hasta la ortografía. Como el que rotuló en La Sexta un pie de foto de Albert Rivera poniendo: "Sólo faltaría que Sánchez firmara un acuerdo y luego digera que no lo va a apollar". Fin de la cita. Así. Sin anestesia. Uno diría, por no decir "digiera", que al becario veraniego se le fue la olla con el apoyo. O es que estaba pensando en lo que nos están tocando los políticos desde diciembre del año pasado y desde el fondo de la gramática emergió el "apollamiento" freudiano.

Mientras seguía los avatares de las Olimpiadas, observando cómo nuestro medallero se rellena con los deportes más insólitos -los que menos seguidores y menos dinero movilizan-, me enteré de que Mariano Rajoy, el rayo de Pontevedra, había decidido finalmente presentarse a la investidura a la que había anunciado que se iba a presentar. Fue la tarde en que me emocioné viendo al Chocho mojado en plena marcha. Me refiero a Andrés Chocho, el ecuatoriano que corrió los 50 kilómetros marcha y se tiraba encima botellas de agua. "Es que el Chocho está seco", dijo un locutor para explicar por qué el hombre se bañaba con tanta agua y a mí me recorrió un escalofrío en pleno agosto mientras las redes sociales se incendiaban.

Fue ese día cuando me decidí a romper mi abstinencia de tanta risa para ponerme al día de los asuntos trascendentales de la patria. El día que me enteré de que vamos a ir a votar en Navidades si Rajoy no sale presidente. Y de las inútiles conversaciones entre Iglesias y Sánchez, que quieren hacer hoy que no pueden lo que no quisieron hacer cuando podían. Cuánta necedad.

La vida sigue igual. El tiempo pasa para que no pase nada. El PP necesita de los votos de Ciudadanos, los vascos del PNV y los canarios de Coalición y Nueva Canarias. Pero ni los tiene ni parece probable que los consiga. Pedro Sánchez se ha dado por desaparecido, para que ni piensen en él. Y todo parece apuntar a que este año además de polvorones tendremos otra vez elecciones.