Argos pasó a los anales de la historia como el valiente perro de Ulises, el can que adquirió un protagonismo significativo en la sempiterna obra del poeta griego Homero. Algunos expertos en la materia validan que "La Odisea" no hubiera sido lo mismo sin él. Tal es así, que la leyenda relata que esperó a su amo durante 20 años y, aunque ya enfermo, Argos pudo reconocer a Ulises vestido de mendigo moviéndole el rabo antes de morir. Es Argos el primero y el único en reconocer a Odiseo sin necesidad de pruebas, signos o señales.

Es por esta razón que la fidelidad no se compra ni se vende, tan solo se mercantiliza en el mercado negro para aquellos que pujan por asientos más cómodos. En política, el concepto de fidelidad y traición desmitifica la metáfora de Argos, anteponiéndose siempre el segundo concepto al valor ético del primero. El propio Maquiavelo hablaba de que "el gobernante debe conocer bien las maneras de la bestia y, para eso, lo mejor es que tome por modelo tanto a la zorra como al león: porque el león no sabe defenderse de las trampas, y la zorra no puede defenderse de los lobos. Por lo tanto, hay que ser zorra para conocer bien las trampas, y león para infundir temor a los lobos; los que solo imitan al león no tienen ni idea".

En Canarias nuestra tradición épico-política nos ha domesticado a golpe de moraleja, con casos tan ilustrativos como los de Coalición Canaria y la defenestración de Paulino Rivero, uno de los hombres que hizo grande a los nacionalistas y al final de su carrera le pagaron con papel de lija. Ya lo decía Félix María de Samaniego: "La traición, aún soñada, es detestable". Luego están los socialistas, donde a algunos la noción de fidelidad se la vendieron en un pacto firmado en hoteles de Las Palmas los días pares y en Santa Cruz los impares; siempre encuentran un problema a una buena solución. El PSOE como estructura es una pecera gigante donde no hace falta acercarse mucho para ver a la perfección lo que está pasando dentro, porque aunque apaguen la luz, siempre sale alguno con una linterna y enfoca al pez equivocado.

Por el contrario, el PP se pasó dos pueblos con el perro de Ulises. Pasa que Luis de Guindos y la promoción fantasma postulasen a José Manuel Soria como candidato a director ejecutivo del Banco Mundial, pero de ahí a escuchar a Asier Antona defender al exministro cual fan a Justin Bieber, roza el esperpento. Como moraleja, la comparación entre el hombre y el perro puede resultar odiosa, puesto que con total seguridad, el fiel amigo de Ulises no dejaría de lado a la ciudadanía que sufre el acoso de los intereses fácticos. Probablemente, mordería a los que permitieron que la sanidad pública de Canarias siga siendo a día de hoy de las peores de España, o que el 77% de las familias del Archipiélago tuvieran dificultades para llegar a final de mes durante el año pasado.

El problema sigue siendo que, en lugar de tener al perro de Ulises, un conejillo de indias nos marca el camino.

@LuisfeblesC