En sociología, un pánico moral se entiende como una reacción de un grupo de personas basada en la percepción falsa o exagerada de algún comportamiento cultural o de grupo, frecuentemente de un grupo minoritario o de una subcultura, como peligrosamente desviado y que representa una amenaza para la sociedad.

Stanley Cohen, sociólogo, fue el que acuñó el término al que define como un episodio, condición, persona o grupo de personas que han sido definidos como una amenaza para los valores e intereses de la sociedad, que producen argumentos y tensión social.

De alguna manera, el bautizado como "Moral Panics" es un término que define casi a la perfección lo que estamos viviendo en la actualidad, tanto en el ámbito social como político de un país como el nuestro. La propaganda fácil en torno a un asunto social y vestirla con argumentos fáciles que agraden a los oídos de la población reivindicativa en un momento complicado, pero sin llegar a entrar en detalle sobre las posibles soluciones. Únicamente se escuchan críticas, convirtiéndose en algo muy recurrido en la actualidad.

La propia definición de Cohen viene a decir que el pánico moral es bastante parecido a lo que conocemos como la caza de brujas, teniendo como principios la influencia y los comportamientos.

Las redes sociales juegan hoy por hoy un papel fundamental en la consecución del pánico moral, parte de un gran beneficio en la comunicación. Falsas informaciones, opiniones o incluso jocosas noticias sobre todo tipo de enfermedades, acontecimientos devastadores o políticas que usan el anonimato para infundir y difundir, de manera rápida y eficaz, las informaciones interesadas.

Por desgracia, en la política actual de nuestro país ocurre algo muy parecido, en donde demasiadas veces la confrontación política se basa en desacreditar al rival y utilizar el archivo de declaraciones realizadas en el pasado, debidamente manipulado, en el presente. Y todo con el objetivo único para cuestionar su integridad o valía, pero quien usa ese arma únicamente agrada los oídos y se hace famoso por ello, pero sin decir ni ser preguntado por las grandes soluciones que necesitamos todos los ciudadanos, nos dediquemos a lo que nos dediquemos. No hablan de futuro o de políticas. Hablan de destrucción y pesimismo. Hablan de lo que ya conocemos como "pánicos morales".

Primero, diciembre, después, junio, y ahora a la espera de lo que pueda pasar. En las dos últimas elecciones generales el Partido Popular ha ganado porque le votan cerca de 8 millones de españoles con su candidato, Mariano Rajoy, quien está siendo objeto de una campaña muchas veces basada en el pánico moral, creemos que desmerecido y a todas luces desproporcionada.

Usando viejas declaraciones, la mala fama del pasado y de otras décadas e incluso siglos, enjuiciando supuestas políticas que no corresponden al PP, usando copia y pega de declaraciones, provocando chistes, falsas acusaciones sobre la realidad económica de nuestro país, pero sin dejar ver ni poner sobre la mesa las soluciones a todo lo que nos achacan, pero sí dejando sin valor el voto de la mayoría de los españoles a los que, por cierto, han insultado y menospreciado por votar a la lista que más votos ha logrado.

El único objetivo que buscan es el de gobernar un país sin dar soluciones ni las políticas que pondrían en marcha para ir en la senda que ya hemos emprendido y que no es otra que la recuperación económica. Solo usan el menosprecio, el chiste, la confrontación y la destrucción del adversario político que más apoyos ha recabado de los votantes.

Debemos evitar los pánicos morales, y para ello la mejor herramienta es la información.

La democracia es un estado de opinión pública. Para la opinión pública es imprescindible todos los medios de comunicación. Por tanto creemos en los medios de comunicación, hay que cuidarlos, no es graciable el acercarse a ellos con tranquilidad, si no porque es una necesidad objetiva de los sistemas democráticos. El silencio no es rentable ni tiene que ver con la prudencia. El silencio es realmente imprudente.

Los tiempos son distintos y por tanto hay que respetarlos, porque pueden llegar a producir pánicos morales. Y esos tiempos son políticos, jurídicos y tiempos periodísticos.

Debemos evitar los pánicos morales y la mejor herramienta es la transparencia, la información y como no, la comunicación, que son cosas distintas pero igual de importantes. En política lo importante no es tener la razón, si no que te la den.

*Senador por Tenerife

Portavoz Grupo Partido Popular

en La Laguna