La experiencia es un tesoro de enorme valor que poseen las personas. Los aciertos y errores, los éxitos y fracasos, las idas y vueltas, conforman la experiencia vivida por cada uno de nosotros. En este sentido, hablando de directivos y ejecutivos, la experiencia, la formación y una moderada intuición conforman en esencia los tres pilares imprescindibles para la gestión empresarial, ya sea en la órbita de la empresa privada, de una institución pública o de cualquier tipo de asociación. En el mundo de los directivos existe muchísima literatura sobre experiencias de grandes ejecutivos de éxito que relatan, cada uno a su modo, su vida profesional y, de paso, formulan su lista de buenos consejos.

En nuestra opinión y hablando de buenas pautas a seguir, además de una necesaria y permanente actualización, nos parece determinante que el directivo busque espacios en los que pueda compartir experiencias. La Asociación Española de Directivos (AED), poniendo en valor su mayor activo, los más de dos mil directivos asociados, pretende convertirse en el elemento vertebrador del conocimiento directivo y en la plataforma para el intercambio de experiencias en este sector.

Es frecuente escuchar a directivos y ejecutivos de las primeras empresas de nuestro país comentar que ha sido, a través del conocimiento y de la experiencia de otros directivos, la manera en que en muchas ocasiones han podido encontrar la solución a situaciones complejas en el desarrollo de su función ejecutiva. En este artículo queremos reunir un primer bloque de pautas que, de directivo a directivo, hemos venido escuchando a lo largo de muchos años. Nos ha sido difícil hacer constar la autoría de las mismas, ya que, en muchos casos, ha sido el boca-oreja lo que nos ha puesto sobre su pista. En todo caso, son fórmulas que están probadas y han demostrado ser eficaces.

Una primera pauta nos sugiere que dirigir es "ser inteligentes con la gestión de tiempo". En el desarrollo de la gestión, un buen directivo debe asegurar que lo urgente no prime nunca sobre lo importante. En la empresa, la velocidad que debe fijar el directivo es una velocidad ajustada, en primer lugar, a las capacidades del equipo y, en segundo lugar, a los ritmos y cadencias que impone el propio mercado. Un directivo ha de tener muy bien identificadas las oportunidades y establecer sin demora las estrategias para conseguir el mejor aprovechamiento de las mismas.

Hoy en día tenemos mucha o, quizás, demasiada información, pero tengamos cuidado, porque eso no garantiza disponer de mayor conocimiento. En ocasiones, las horas de la jornada laboral no son suficientes para atender todo lo que nos entra por teléfono, por correo electrónico, normativas o informes de nuestros colaboradores. Como se ha dicho, debemos ser muy inteligentes con la gestión del tiempo y dedicar la mayor parte del mismo a la gestión de los objetivos, a lo importante. Exijamos a nuestros colaboradores que se centren en lo esencial y que ignoren lo accesorio y lo innecesario.

En segundo lugar, resulta gratificante escuchar a ejecutivos de grandes empresas, con numerosas líneas de producción e intereses en diferentes países, aconsejar las ventajas que supone "recuperar la eficacia de lo simple". La complejidad no debe admirarse, debe evitarse. Y como decía Eugenio d''Ors: "Entre dos explicaciones, elige la más clara; entre dos formas, la más elemental; entre dos expresiones, la más breve".

Si nos lo permiten, en próximos artículos pretendemos seguir compartiendo ideas, experiencias, conocimiento y buenas prácticas, con la única intención de ayudarnos entre todos a facilitar y mejorar nuestro día a día como gestores de equipos. Formando nuevos y mejores directivos ayudaremos a construir una sociedad más moderna, más justa y más unida. Desde la Asociación Española de Directivos (AED) nos ilusiona contribuir a ello: de directivo a directivo.

*AED Canarias

aed@asociaciondedirectivos.org