El lunes, en las carreteras de Tenerife, habrá otra vez miles de personas en cola. Miles de ciudadanos que pierden cada día laborable horas de su vida en atascos interminables. Esta semana, el cabreo que me produce esta situación hizo que elevara el tono en unas declaraciones que se han calificado de "inoportunas". Acepto que lo sean. Y entiendo que a veces las palabras que uno elige no son las más afortunadas. Pero de ninguna manera voy a admitir que la conclusión empiece y acabe en mis palabras. Porque la conclusión no está en otro lugar que en resolver los problemas de esos miles de tinerfeños que padecen un día sí y otro también el abandono de las responsabilidades de los políticos en la resolución de sus problemas.

He dicho y he repetido una y otra vez que estoy satisfecho de cómo funciona el pacto en el Cabildo. Y lo estoy porque es un pacto que supone trabajar de forma eficaz por resolver los problemas de los ciudadanos de Tenerife. Justo por esas misma razones, no estoy de acuerdo con cómo se trata a nuestra Isla en algunas áreas del Gobierno canario. Pero cuando el Cabildo de Tenerife dice algo en defensa de esta isla, inmediatamente se nos acusa de intentar romper el pacto y de atacar la estabilidad del Gobierno. Parece que en Canarias todo el mundo puede protestar y defender sus intereses, menos esta Isla.

Los pactos políticos no se hacen para que funcionen como un reparto de poltronas. Los pactos se hacen para gobernar y afrontar los problemas y las esperanzas de los ciudadanos. Cuando la política se convierte en un discurso vacío, en un juego de de poder, se pervierte la democracia y se convierte en un fraude a la gente. A mí no me tienen que caer bien las personas con las que gobierno. Lo que tienen que ser es leales y eficaces, porque entonces estaremos haciendo que las cosas funcionen. A las instituciones públicas no se viene ni a hacer amigos ni a hacer carrera política, sino a trabajar para dar respuestas a los contribuyentes que pagan nuestros presupuestos con el sudor de su trabajo y sus impuestos.

Los atascos y problemas que padece Tenerife en materia de carreteras no son fruto de la casualidad. En nuestra isla se ha invertido menos dinero que en otras de Canarias. Mucho menos. Cualquier que viaje por el Archipélago puede verlo. Pero lo peor es que las previsiones de futuro, contempladas en la senda de gasto en obras públicas de carreteras en Canarias, nos lleva a una diferencia de unos 60 milones en los próximos años. No sólo no se van a corregir los desequilibrios, sino que se van a aumentar.

No existe en este momento una isla en toda Canarias que tenga los problemas de atascos permanentes que padece Tenerife. Y desde el Cabildo lo hemos intentado todo para solucionarlo. Nos hemos reunido con los ayuntamientos del Norte de la isla para buscar un trazado adecuado a un nuevo carril dedicado en exclusiva a guaguas y vehículos de alta ocupación; hemos comprometido mucho dinero para la mejora de enlaces y del tronco de la autopista del norte; hemos propuesto soluciones técnicas a corto y medio plazo. Hemos ofrecido soluciones y propuestas para la mejora de la Autopista del Sur... Y todo ha sido inútil porque la Consejería de Obras Públicas no cumple con Tenerife. Ni ha licitado las obras ni es capaz de entenderse con el Cabildo.

Para todos los grupos del Cabildo, las obras del cierre del Anillo Insular de la isla son prioritarias y estratégicas. Lo sabemos. Y también somos conscientes de que el Estado ha desinflado la dotación del convenio de carreteras con Canarias. Por eso nos dirigimos al Gobierno Canario y les dijimos que estábamos dispuestos a asumir la inversión de 300 millones del túnel entre Santiago del Teide y El Tanque. Que nos delegaran la competencia en la ejecución de la obra para poder aplicar los fondos insulares, sin pedir nada a cambio. Pagamos la obra para que la Consejería pueda hacer otras, cubriendo el desequilibrio e invirtiendo los fondos del nuevo Convenio. Pero la Consejería de Obras Públicas, siguiendo la política del perro del hortelano, que ni come ni deja comer, ni hace ni deja hacer, se negó a delegar la capacidad para licitar y ejecutar las obras del Anillo al Cabildo de Tenerife y no siquiera nos deja hacer las obras planificadas en la TF5.

Cada vez que el Cabildo de Tenerife protesta algunos intentan decir que no se trata de defender los intereses de esta isla, sino que intentamos desestabilizar el pacto. Toda la tinta que se está vertiendo sobre "el poder" de los chicharreros, no es más que una estrategia para conseguir la resignación y el silencio de esta Isla. El mensaje que quieren transmitir es que lo más conveniente y responsable es que nos callemos y aguantemos por el lomo. Y que sigan los tinerfeños aguantando colas y colas de kilómetros todas las mañanas y todas las tardes en el Norte y en el Sur de esta isla.

Se lo voy a poner fácil a los que dicen que en el Cabildo queremos liarla: si no se arreglan los problemas de las carreteras de Tenerife la vamos a liar. Que les quede claro. A nosotros no nos van a poner ni mordazas políticas, ni candados de papel. Estamos aquí para defender los intereses de los ciudadanos y ciudadanas de la Isla de Tenerife. Y un pacto de Gobierno que no contemple con asunto prioritario la solución de nuestros problemas sigo diciendo que no es un buen pacto para esta isla y sus ciudadanos.

Los pactos, repito, no están como un fin en sí mismo, sino para resolver los problemas de la gente. Desde el Cabildo llevamos ya más de un año proponiendo soluciones para nuestros graves problemas de carretera. Soluciones que nadie escucha, que nadie atiende y que a nadie le preocupan. Si creen que el precio del pacto es nuestro silencio, se equivocan. Tenerife no es negociable.