Cuatro viandantes, tres transeúntes, dos taxistas amigos y un "guagüero" (dicho con todo el respeto y cariño) malinterpretaron mi artículo del día 16 de este mes de octubre en defensa de una nueva línea de tranvía en Santa Cruz. La "Línea 3".

Como sé que no lo van releer se lo sintetizo a ustedes: Si se suprimieran los pro-yectos de la prolongación de la "Línea 2" a La Gallega y de la "Línea 1" al aeropuerto Norte, con ese ahorro se construiría una nueva línea complementaria de la ya existente en Santa Cruz. Las pérdidas de trabajo del ramo del taxi/guaguas las absorbería el Metropolitano durante su construcción y posterior funcionamiento. Tiempo hay para organizarlo. Más complicado serían los cierres de comercios, pero no todo es imposible. Y aquellos negocios que superaran el "railazo" se encontrarían inmersos en un vigoroso Santa Cruz peatonal en constante ebullición.

Por el contrario, hay otros lectores totalmente de acuerdo conmigo. Pero esos, ya ven, no me importan tanto como aquellos otros que, a pesar de que siempre he dicho que, "los tranvías para las ciudades y los trenes para salir de ellas" malinterpretaron que también estoy en contra de los trenes del Norte y del Sur.

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Equivocados, pues soy un acérrimo defensor del transporte por tren en esta Isla que -como un pequeño continente que es- no necesita de un carísimo Tren de Alta Ve-locidad (AVE), sino de uno mucho más barato y de velocidad "moderadamente apla-tanada", permitiéndoseme la broma porque quien esto escribe nació en la Rambla de Pulido de esta capital.

El tren del Norte ni mentarlo, porque, aparte de orografía tan complicada y abru-pta, creo que no lo voy a disfrutar. Sin embargo, con el del Sur tengo ciertas esperanzas de ver "el primer raíl" inaugurado por el presidente del Gobierno de turno acompañado por la ministra de Fomento que nos envíen desde "allá lejos". Aunque observo con preocupación la cantidad de proyectos sobre esos "hierros rectilíneos", pero ninguno de algo más importante que la propia vía férrea como es la espina del pescado. Es decir, todas aquellas vías, autovías, carreteras, enlaces, rotondas, bifurcaciones, puentes, pasos elevados, etc., etc., para que el viajero con su equipaje pueda llegar a la estación y aparcar su coche.

Sé de muchas personas que están en contra de cualquier proyecto de transporte y comunicación en esta Isla por distintas razones, pero muchas de ellas por motivaciones políticas. A ver si las convenzo con esta lejana vivencia. Cuando este jubilado era un joven capitán, un billete en tren automotor Madrid-Toledo (75 kilómetros) costaba 90 pesetas, mientras que el del autobús Santa Cruz-aeropuerto Sur (60 kilómetros) salía por 250 pesetas. ¡Casi el triple de caro!

El triple de dinero pagamos los jubilados y los jóvenes tinerfeños -estudiantes o no- con respecto a los de Madrid en cuestión de transporte urbano. Algo estamos haciendo mal. Pero eso, para el próximo artículo... si me dejan.

*EVA (Especialista en vías alternativas)