El ruido que está haciendo el pacto de gobierno es el de algo que se hunde y suelta burbujas. La historia interminable de las negociaciones que siguieron a la versión sureña de "Lo que el viento se llevó" -que al final se llevó la alcaldía socialista de Granadilla- parece llegar a su fin. Los nacionalistas de Clavijo están cansados de sosegar, de darse golpes de pecho reconociendo su culpa y de proponer soluciones razonables. Y los socialistas están igual de cansados de explicarles que tienen que salir de la mesa con un gran trozo de carne para tirárselo a los tiburones.

El trozo de carne, mejorando lo presente, se llama Lope Afonso, a la sazón alcalde del PP del Puerto de la Cruz gracias a los votos de Coalición Canaria. Al PSOE se le hace la boca agua pensando en que la salida al atasco de Granadilla sea poner otra vez el culo en la alcaldía portuense. Pero no hay nada fácil en la vida. Es bastante dudoso que Coalición pueda meter en cintura a los concejales del Puerto para hacerles romper el pacto. Pero aún si lo hiciera, las consecuencias podrían ser catastróficas en La Laguna, donde los populares pueden fomentar una moción de censura contra José Alberto Díaz. Tampoco es fácil, conste, porque tendrían que unirse pencas y plátanos, socialistas, populares y la gente de Podemos. Pero es posible.

Los asuntos del pacto que se refieren al Gobierno parecen encaminados. No hay tantas diferencias en cuanto al reparto del presupuesto y a los acuerdos parlamentarios para las futuras leyes, pero los ayuntamientos son los ríos, que van a dar a la mar, que es el morir. En cuanto se pone sobre la mesa el sudoku municipal todo se vuelve escatológico.

Arico está al borde de una moción de censura. Y en Tacoronte también suenan los claros clarines. Pero el asunto está en el Puerto. Y en que Coalición quiere garantías de que en La Laguna no va a haber sorpresas. Como quiera que esas garantías pasan porque la distancia entre Javier Abreu y el ayuntamiento sea múltiplo de infinito o por lo menos que se pierda en Australia (la de los canguros) la cosa no tiene buena pinta.

Y una guinda. En la televisión autonómica existe, desde el minuto uno del nombramiento del Consejo rector, un agudo enfrentamiento entre la consejera nombrada a propuesta del PSOE y el director general. Y como con la consejera Lorenzo no hay acuerdo posible, a Negrín no le ha quedado otra que apoyarse en el consejero nombrado a propuesta del PP (como en "Los Inmortales", ya solo quedan tres. Y dos son mayoría). Lo cual que se ha traducido en que los populares han propuesto un abanico de nombres para ocupar cargos en la estructura del ente público justo en el momento en que más tensión había en las conversaciones del pacto. Y eso a los socialistas -aunque el tema ya viene de lejos- les ha sentado como un tiro de escopeta.