Desde hace décadas se viene hablando de la traslación del eje del mundo del Atlántico al Pacífico. Evidentemente ya es un hecho, ninguna predicción. Lo que queda resaltado con el triunfo de Donald Trump.

El sistema democrático norteamericano es el más perfecto del mundo por su sistema de contrapesos, garantías y equilibrios de poderes. Por tanto, el más idóneo para contener al Trump más destemplado, iracundo e imprevisible. Los presidentes americanos en política nacional están totalmente controlados por las cámaras legislativas, como se vio con Obama. Lo que no ocurre en política exterior, donde el presidente casi es soberano.

Trump ha exacerbado las tendencias proteccionistas y autárquicas, que siempre han existido en la sociedad americana, aunque no tan imperiosas como ahora. También ha crecido la opinión hostil al intervencionismo de EEUU en asuntos externos, más cuando afecta a regiones del mundo en los que los interesados son otros: los europeos. Téngase en cuenta que la Alianza del Atlántico Norte es un organismo militar nacido para la protección de los europeos.

La opinión pública americana parte de que gracias a que Europa ha delegado en EEUU su defensa, y quedar exenta de ese esfuerzo, ha dispuesto de grandes recursos para sustentar el Estado de Bienestar, por ese desequilibrio precisamente.

Trump ha prometido desentenderse de la OTAN y la resolución de los conflictos bélicos que afectan a los europeos. Se establece una paradójica coincidencia entre esta intención y los Clinton. Los genocidios balcánicos de serbios (y croatas) acabaron cuando la aviación americana de Billy Clinton terminó con Milosevic y la guerra (en el corazón de Europa y ante su gélido desinterés). Fue Hillary Clinton, secretaria de Estado después, quien actuó frente a las costas europeas, resultando responsable de la decisión de derrocar a Gadafi. Esto no parece que vaya a volver a ocurrir, como la contención de Rusia en Ucrania, crisis de refugiados, el terrorismo remitido desde conflictos bélicos próximos, desestabilizaciones, amenazas...

La zona más caliente del mundo es el Pacífico, en concreto el Mar de China, por donde pasan las delicadas rutas estratégicas de materias primas, las amenazas y pruebas nucleares de Corea, las grandes guerras comerciales, la carrera espacial china, el rearme general. Esa sí es zona de interés y seguridad de EEUU, no Europa, el Mediterráneo, ni Oriente medio.

La Unión Europea, aunque se tome por modelo mundial de bienestar y civilización, proponiendo su ejemplo y copia, resulta totalmente incapaz ante desafíos reales, y tampoco de evangelizar el mundo. Faltan jesuitas.