Si hablamos del anuncio de la Lotería, que el espíritu de la Navidad no nos turbe el juicio. La desmemoriada abuela que ha utilizado la agencia de publicidad ad hoc, nos viene a seducir para que alimentemos un negocio que intenta mover cada año 3.600 millones de euros. En realidad, como todos lo décimos no se venden, la cifra se sitúa en unos 1.500 millones. Con este spot de televisión, Cristóbal Montoro y toda su parafernalia se quedan con un 30% del montante total y el 70% se reparte en premios. Pero ni cortos ni perezosos, cada décimo premiado con más de 2.500 euros tributa un 20%, que se cifra en casi 900 millones de euros en impuestos. ¡Para que alguien se quede sin hablar del anuncio!

Aún así, a mí el anuncio me parece soso de solemnidad. Y aunque sus responsables hoy intenten desdecirse, han utilizado sin ningún rubor emociones muy primarias como el amor a una madre o a una abuela. Valores universales con el único propósito de sacarnos el dinero del bolsillo. Por si fuera poco, se pasaron de frenada y utilizan como excusa un caso alzhéimer (sí, en minúsculas y acentuado) aunque una vez puestas en pie las distintas asociaciones de enfermos, sus creadores den marcha atrás. Si el Gordo no sale se lo queda el Estado, en este juego que montó inicialmente la mafia. Ay la lotería 15.000 billetes y 85.000 números... Como reza el anuncio: "el mejor premio es compartirlo", eso sí, con Hacienda.

JC_Alberto