Era este un viejo dicho de la época del machismo imperante, afortunadamente ya erradicado por la igualdad de oportunidades en ambos sexos de la generación actual, pues lo de la mujer atada con la pata quebrada es sólo un refrán que se recuerda para no incurrir en las mismas equivocaciones de antaño, en las que se les educaba para complacer al varón, soberano de la casa. Puntualizado este deplorable hecho, sin embargo se ha materializado y agigantado proporcionalmente en la restauración, que no sólo de sol y buen clima vive el turista, sino que hay que complementar esa oferta, que ya viene dada por la naturaleza, con la satisfacción gustativa y olfativa de unos manjares sabiamente cocinados y regados por vinos de propia cosecha. Una demanda que atiende con profusión esta Casa, habida cuenta que hay que fidelizar al visitante también por el estómago. Así que, trincados por el estómago, este estímulo vital complementa con creces las restantes singularidades a poco más de dos horas del vecino continente europeo.

Conscientes que estamos de los acontecimientos sociopolíticos, resulta positiva la prevención, y aún la lucha constante por la promoción de nuestra tierra, sin olvidarnos, claro está, de otras fuentes de riqueza que en su día contribuyeron a paliar el aislamiento geográfico de este Archipiélago frente a los conflictos surgidos entre naciones beligerantes, de los que felizmente nos hemos ido olvidando para tener otra visión mucho más distante del fantasma de la guerra.

Tampoco podemos obviar la aún indescifrada repercusión de la deriva del nuevo presidente electo de los Estados Unidos, ni si sus actuaciones van a ir paralelas a las intenciones argumentadas en la reciente campaña electoral; aplaudidas hoy rabiosamente por los representantes de la ultraderecha radical, que son habitualmente los que generan los conflictos más enconados por su intransigencia a la hora de consensuar una política equilibrada para todos.

Y en medio de toda esta incertidumbre, desde el aislamiento provocado por nuestra condición atlántica, no nos queda más remedio que generar ideas encaminadas hacia la potenciación de nuestras únicas armas de supervivencia, que no deben suscribirse a nuestro día a día, sino que hay que visionarlas a medio y largo plazo hacia el futuro de las nuevas generaciones ante los retos sociales, educativos y laborales que les esperan; indudablemente mucho más competitivos y radicales que los que nosotros abordamos en nuestra andadura vital, camino hoy, por cierto, de la continuidad o no de la percepción de las pensiones de jubilación; enjugadas casi en su totalidad por las políticas de detracción continuada de la hucha común emanada del Pacto de Toledo, hoy casi diluido en las aguas del Tajo.

Sumidos ya en la apoteosis final del ciclo anual, los gobiernos regionales y nacional se preparan para abordar los presupuestos del año entrante, y aunque el de nuestra región se cuantifique más importante por la consejera del ramo recaudatorio, como supuesto premio de consolación del Gobierno central por haber gestionado mejor que otros las cuentas públicas; nada hace presumir que el inmisericorde Montoro no vaya a meter la tijera recortando los presupuestos, o incrementando los impuestos directos, indirectos, y circunstanciales. Más que trincados por el estómago, como en las fórmulas argumentadas para la potenciación de nuestra industria turística, yo diría que este Gobierno nos tiene mejor cogidos por otras partes, a pesar de la presunta oleada progre apoltronada al rececho de la trayectoria de Rajoy; que hará las veces de ungulado propiciatorio junto con el renombrado Bambi, si no suavizan la berrea recaudatoria.

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