Resulta difícil imaginar que dos médicos se pongan a discutir, delante de un paciente tendido en la mesa de operaciones, de qué lo van a operar, quién de los dos lo va a operar y sobre todo de cómo le van a hacer la operación. Cualquier enfermo que los oyera discutir de eso saldría corriendo. Por supuesto, eso no pasa nunca. Los médicos saben lo que se tienen entre manos, hacen diagnósticos acertados y se programan operaciones en donde se sabe quién va a operar y cómo. Desgraciadamente, no pasa igual entre las distintas administraciones. Y eso me abochorna.

El pasado martes la isla de Tenerife sufrió la fase aguda de una enfermedad crónica. Un mal que lleva algunos años demandando una intervención urgente. La autopista del Norte se encuentra en algunas horas del día al límite de su capacidad y basta que suceda algún incidente -un accidente, niebla o lluvia- para que se formen enormes atascos. Esta semana, miles de tinerfeños se encontraron atrapados en sus vehículos durante horas a causa de la fatal combinación del mal tiempo y la capacidad colmatada de la autopista. Y no es solo el tiempo que se pierde en las carreteras, es también la seguridad de nuestros conductores.

No existe un solo lugar en Canarias que padezca los problemas de comunicación viaria que tiene nuestra isla. Lo he dicho tanto y tantas veces que a veces me da la impresión de ser pesado. Pero es que es así. Las autopistas de nuestra Isla son competencia del Gobierno de Canarias, de su Consejería de Obras Públicas, pero a pesar de ello en el Cabildo hemos dado la cara. Y a veces, como esta pasada semana, para que nos la partan, porque los ciudadanos indignados no entienden de competencias y nos piden soluciones. Me abochorna y me indigna.

Todo el mundo sabe que hemos tenido conversaciones, encuentros y desencuentros con la Consejería de Obras Públicas, a cuenta de la necesidad de hacer obras urgentes de mejora en las redes viarias de Tenerife. Nos han llegado a acusar, incluso, de intentar romper el pacto de Gobierno. Pero es un hecho que las soluciones siguen sin llegar y que los proyectos que duermen el sueño de los justos en la Consejería son la pesadilla que se vive en las carreteras de Tenerife.

Esto no va de política, esto va de servicio público. El martes nadie de Obras Públicas salió a dar explicaciones; fue el Cabildo. Nadie de Obras Públicas dio explicaciones a los tinerfeños; fue el Cabildo. Y nadie de Obras Públicas llamó al Cabildo para interesarse por lo que había ocurrido. Es como si Tenerife no existiera. Como si no fuera parte de Canarias. Como si lo que les ocurre a miles de ciudadanos en esta Isla no tuviera importancia.

Nos negamos a resignarnos. A pensar que no hay solución a corto plazo, los tinerfeños nos piden que empecemos a construir ya esas soluciones. Tenemos un caso grave encima de la mesa de operaciones y esto no se puede convertir por más tiempo en una discusión de competencias. Hemos pedido, hemos suplicado a la Consejería de Obras Públicas que busque la fórmula para que el Cabildo de Tenerife pueda hacer las obras necesarias.

No queremos dinero. Lo pondremos de nuestro bolsillo. Del bolsillo de todos los tinerfeños, aunque se trate de algo que tendría que ser asumido por el Gobierno de Canarias. Pero no importa. Estamos dispuestos a hacer el sacrificio sabiendo además que el Gobierno del Estado ha ahogado financieramente las capacidades inversoras de las islas en estos años de crisis. Estamos dispuestos a financiar las obras para que puedan empezar cuanto antes, porque cuanto antes empecemos antes solucionaremos el problema de las carreteras. Es inaceptable que la demanda de miles y miles de personas en el Norte y en el Sur de nuestra isla siga a estas alturas sin obtener respuesta.

En el Cabildo de Tenerife no nos ponemos de perfil. Nunca. Con competencias o sin competencias. En Sanidad, por ejemplo, ayudamos cuando había que hacerlo y ahora hemos defendido a la Consejería de Sanidad del Gobierno canario, enfrentada a la tropelía de una empresa privada que ha causado la paralización de las obras del Hospital del Sur. Pero no podemos dejar de denunciar el inadmisible retraso y desentendimiento de Obras Públicas ante el mayor problema de carreteras de Canarias. He invitado públicamente a la consejera de Obras Públicas a viajar en guagua desde Icod a Santa Cruz un día laborable, para que compruebe sobre el terreno lo que padecen los tinerfeños. Porque tengo la sensación de que desde esa Consejería no se percibe la realidad que sufre diariamente esta isla.

Hemos dicho, y repito, que este problema no es responsabilidad de la actual consejera. Viene de lejos. Lo que sí es su responsabilidad es poner en marcha de forma urgente las soluciones. O de no dejar que otros las pongan. Y hasta hoy la terca defensa de la burocracia está causando un gravísimo perjuicio a Tenerife y a los tinerfeños. Se lo recuerdo una vez más, una semana más, un mes más, en nombre de miles de ciudadanos indignados. Con toda humildad y con todo el respeto: por favor, si ustedes no pueden o no quieren hacerlo, déjennos a nosotros empezar a arreglar el problema. Se lo digo de otra forma. Si uno de los médicos no tiene ni conocimientos ni recursos para operar, se aparta para que el otro salve al enfermo.

*Presidente del Cabildo de Tenerife