Después de pasar un año cavilando cómo se iba a comunicar al ciudadano una nueva subida de impuestos, divulgando, sin embargo, el camino contrario, es decir, que en el horizonte no se contemplaba ninguna medida que afectara a los bolsillos, lo primero que realizan los señores Rajoy y Montoro es llegar a un acuerdo con los socialistas-obreros, dejando en una esquina el apoyo de Ciudadanos a la investidura y practicar, cómo no, "un ajuste" de 7.500 millones que saldrán de las empresas y del consumo de tabaco y alcohol (Montoro se preocupa por la salud de los españoles). Pero, conociendo la trayectoria de estos políticos, con certeza asistiremos al principio de una ristra de impuestos que irán viendo la luz a lo largo del próximo año (ya han subido los carburantes). Hoy no pueden recurrir a aquella canción que hablaba del engaño del Gobierno Zapatero cuando se encontraron con un desvío presupuestario en torno al 8% cuando era del 6%. Justo aquí comienzan los incumplimientos de los "populares" con una serie de amenidades que situarían al ciudadano en un mundo totalmente cabreado, esquilmado y con una clase media entullada. La realidad fue mucho más dura de lo que se esperaba, surgiendo los insultantes recortes-reformas que pretendían englobar todo un desbarajuste bajo el término de "equidad", cualidad que escondía una cadena de justificaciones a los errores cometidos por el PP durante diez años, al no "querer" enterarse de lo que sucedía en España con el Gobierno socialista y el destino de los dineros bien guardados en empresas amigas. El concepto de "puertas giratorias" inició aquí su recorrido, abrazado más tarde, con todo entusiasmo, por los que hoy llevan las riendas de este país.

Afirman los exultantes vencedores de las últimas elecciones que la subida de impuestos está apoyada en los principios de justicia y equidad, doctrina que el paso del tiempo ha sido relegada por una serie de intereses que han complicado la trayectoria política de todos (todos) los partidos políticos, pringados hasta la médula. Rajoy ha señalado en el Congreso de los Diputados, no en un bar, que los delicados recortes no tocarán las pensiones, porque con las dificultades que se atraviesan no es razonable "tocar las políticas sociales".

De cualquiera de las maneras, el ministro Montoro ya se ha pronunciado por los cambios (ajustes) fiscales que forman parte de un plan para incrementar la recaudación tributaria en 7.500 millones de euros para cumplir los objetivos de déficit público. Y, ¡atención!, comienzan las magias. "Aunque en un primer momento el Gobierno estimó el recorte en 5.500 millones (se repite lo del 2011), la cifra final a ingresar será de 2.000 millones más". El ministro de Hacienda apenas ha aguantado dos semanas para destapar esta realidad escondida. Asimismo, el Ejecutivo prorrogará en 2017 el Impuesto sobre el Patrimonio y la actualización de valores catastrales en el Impuesto sobre ¡Bienes Inmuebles! (IBI), y se compromete a analizar una nueva fiscalidad medioambiental. En materia de fraude fiscal, serán 1.000 euros el límite de pago en efectivo, con lo cual los bancos se han encontrado con otra ayudita de este Gobierno aliado (tarjetas).

Una buena noticia, aunque hay que tomarla con reservas viniendo de donde viene, se produjo en Madrid la pasada semana, teniendo como protagonistas al ministro Montoro, al presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y a la eficaz consejera de Hacienda del Gobierno canario, Rosa Dávila. Canarias dispondrá de 400 millones más al año al cambiarse el Fondo de Competitividad. Una inyección extra que recibirá nuestra economía, injustamente tratada durante estos últimos tiempos, más concretamente desde el 2009. Mientras, Nueva Canarias (Román-Paulino) sitúa unos nubarrones sobre el cielo del Archipiélago al anunciar que apoyaría un pacto de gobierno entre PSOE (¿Casimiro?) y PP, manifestación que no hace sino incidir en el escandaloso panorama político que se vive en las Islas. Hay quienes viajan a Madrid para trabajar por esta tierra y otros maquinan aquí para crear un clima de inestabilidad. El enredo va haciéndose cada día más indecente.