He alejado redactar estas cuartillas hasta que pasase el proceso tan complejo de la investidura presidencial de Mariano Rajoy en el Gobierno de España. Mis reflexiones, por tanto, son ajenas a una interpretación política. Lo hago con afecto a mi colega, aunque nuestro trato haya sido limitado.

Como antecedentes a esta reflexión, diré que la expresión "saber esperar" la aprendí y la viví en la preparación de la obra "Vivir con amor en la verdad", biografía de una religiosa de origen navarro (sor Teresita Pérez Iriarte), luego afincada en el monasterio de MM Dominicas de Daroca (Zaragoza), con la que se inició la "positio", en su proceso de beatificación, siendo hoy Venerable. Tenía múltiples oficios en la Comunidad y familiarmente la traté como tornera. Nos queríamos desde niños.

Para reformar el monasterio de Olmedo (Valladolid), el Vaticano ordenó que fuesen tres, cinco o siete las religiosas que se desplazaran a aquella ciudad castellana. Llegó con otras dos, sor Inés y sor Asunción, con algunas novicias llegadas de Zaragoza. La Comunidad se enriqueció tanto que motivó un movimiento de evangelización, desde Taiwán, a Santorini, Argentina, Corea, Camerún, Angola, etcétera.

Ese "saber esperar" es humano, aunque religiosamente el cristiano encuentre en su vida una trascendencia. José de Calasanz supo esperar, ya al final de sus días, que la Santa Sede revocase la prohibición de su magna fundación, la Orden de Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que daba acceso a niños pobres a la educación. Pío Cabanillas, mi antecesor en la dirección letrada de los servicios sindicales, utilizaba la frase "urgencias de la espera", como nos lo ha recordado Antonio Garrigues.

Para Mariano Rajoy, en su larga y fecunda trayectoria política, desde edil en un concejo gallego, con aplicación reglamentaria de excedente activo en un Registro de la Propiedad, junto a unos valores que aquí no voy a subrayar, el "saber esperar" ha sido su actitud y gran secreto fundamental en la trayectoria, en muchos momentos difíciles, por muchas vueltas que le quieran dar los "otros" como ocurrirá con el equipo de gobierno y no alterará la "crítica de sus paseos", o de los "puros en un sillón". A partir de las elecciones norteamericanas, estoy convencido de que Rajoy "sabrá esperar" y seguirá. España, adelante.

*Premio Nacional de Literatura