A Julián Hernández, "Julio", el de La Bodega de Julián, en el recuerdo

Siempre retengo con total claridad en mi mente aquel hermoso momento en que mi abuelo materno, en Velhoco, Santa Cruz de La Palma, un día de vendimia, siendo un niño, me quitó los zapatos, remangó mis pantalones, y cogiéndome en brazos me introdujo en el lagar para que con él y otros familiares ayudara a pisar la uva. Al principio se reían de mí porque quedé tan hundido entre los racimos que apenas podía con el ritual de elevar las piernas y luego introducirlas para pisarlos. Pero me esforcé, y con gran satisfacción hice bien el trabajo. A partir de ahí, cada vez que he tenido ocasión, he vuelto a pisar la uva, a oler el mosto, a disfrutar de esos momentos tan mágicos del lagar y las tertulias en las bodegas.

Con el tiempo, pasados los años, decidí adquirir una pequeña finca, plantar varas, colocar espalderas, y aprendí todo el trabajo complejo de la viña, podar, amarrar, sulfatar, vendimiar, etc., etc., hice algunos cursos, y me convertí en un muy modesto viticultor de la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo. Planté las variedades de uva de listán negro, listán blanco, y algo de negramoll y albillo, convirtiéndome en un entusiasta defensor del vino tinto de la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo y de su disfrute con mucha moderación.

Hace unos días, como cada año, acudí a las oficinas de la D. O. Tacoronte-Acentejo a cumplir con el deber de declarar la cosecha, modesta, de uso particular, y sobre todo para deleite de mi familia y amigos y amigas, y en la espera me interesé por unos folletos-cuadernos sobre arte, cultura y vino, sorprendiéndome gratamente uno sobre la sexta Bienal de Arte y Vino de 2016, la Vinal, en la que los artistas participantes interpretan mediante la técnica del "collage" la visión que les produce el viñedo, las bodegas, tabernas y guachinches de la comarca, y en general el mundo del vino. Una exposición que hasta el cinco de enero permanece abierta en la Sala de Arte de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, en el número 23 de la calle San Agustín en San Cristóbal de La Laguna, que recomiendo porque las obras de Ana Coloretes ("Mosto"), Domingo Ayala ("Días de vino y rosas"), Lucía Pitters Pérez (sin título), Luigi Stinga ("Vinopaisaje de Tenerife"), Mariamencanta ("Latencia"), Radaluna ("Explosión de sensaciones"), Silvia Watercolor ("La constelación de los sentidos"), Simonetta Pisani Bravo (sin título) y Verónica Nielsen ("La Cata"), lo merecen, pudiéndose admirar en ella lo que es el "collage", una actividad artística tan vital que rompe para luego volver a construir, que reinterpreta y crea una nueva imagen a partir de otra ya existente.

También la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo lleva realizando otra interesante labor de difusión y conocimiento del mundo vitivinícola a través de Vinaletras, un cuaderno bianual de cultura y vino, cinco hasta ahora, en el que diversos escritores opinan y exponen las impresiones que les produce la actividad vitivinícola y el mundo tan variado e intenso en el que se desarrolla.

Asistir al proceso anual que empieza con la poda y acaba con la vendimia y observar la evolución del viñedo no solo supone un disfrute, sino además con ello podemos entender y valorar aún más el difícil y sacrificado trabajo del viticultor, que además tiene que vender el vino y obtener rentabilidad, o luchar con las inclemencias climáticas, que en ocasiones dan al traste con tanto esfuerzo, sin olvidar la colaboración trascendental que el viñedo bien atendido y cuidado aporta al paisaje de la comarca Tacoronte-Acentejo, y en general de Tenerife, y la repercusión turística tan atractiva que tiene, cuando el recorrido a pie por los viñedos y la posterior degustación de su vino se ha convertido en una actividad de ocio y turística en ascenso.

Tacoronte-Acentejo es la primera región vinícola de Canarias que obtuvo la calificación de Denominación de Origen. Fue en el año 1992, y gracias a los vientos Alisios recibe toda la humedad del Atlántico, situándose la mayor parte de su viñedo entre 300 y 750 metros sobre el nivel del mar, extendiéndose por los municipios de Tacoronte, La Matanza, La Victoria, El Sauzal, Santa Úrsula, Tegueste, La Laguna y Santa Cruz de Tenerife. Con un vino tinto de la comarca brindo con los lectores de EL DÍA por una Navidad feliz y en paz.

@JVGBethencourt

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